"No desprecies los consejos de los sabios y los viejos"

 

Antonio Carlos Pereira Menaut
Prof. de Derecho Constitucional, USC

"No desprecies los consejos de los sabios y los viejos", dice el refrán, y no seré yo quien no aprecie las clases con que nos obsequia el profesor emérito Felipe González, y que al acercarnos al 27 S procede refrescar. Ahora bien, apreciar es respetar, no es coincidir (en pocas cosas coincido yo con Felipe), ni es olvidar que él pudo haber arreglado, o al menos mejorado, algunos problemas que ahora denuncia (así, las provincias).

"No desprecies los consejos de los sabios y los viejos", dice el refrán, y no seré yo quien no aprecie las clases con que nos obsequia el profesor emérito Felipe González, y que al acercarnos al 27 S procede refrescar. Ahora bien, apreciar es respetar, no es coincidir (en pocas cosas coincido yo con Felipe), ni es olvidar que él pudo haber arreglado, o al menos mejorado, algunos problemas que ahora denuncia (así, las provincias). Pero, aparte de que "agua pasada no mueve molino", le agradezco en todo caso superar la cutrez y el cortoplacismo que plaga la actual política española.

Aún no sé si González realmente cree en la identidad nacional de Cataluña, pero eso no es lo más importante. Sus soluciones siguen pecando de nuestros defectos ya tradicionales; suenan muy "españolas", y eso en política no es lo mejor. Con todo, reconforta que alguien no hable como Rajoy y compañía: máximo cortoplacismo, evitar siempre el fondo del problema y, como política de mayor calado, amenazas, y desenterramientos de nuevos casos de corrupción (a menudo, nada nuevos) para que así los votantes no voten por el mérito o demérito de lo que se discute. Rajoy y el PP, que en materia económica, educativa o sanitaria saben lo que quieren (¿o lo que quieren otros que les mandan?) y lo llevan a cabo aunque sea sangriento e injusto, en este asunto parece carecer de toda idea positiva y limitarse a palos de ciego y a negativos y pobres argumentos, o bien recurre a la UE, o a los palos que llevó Romeva en la BBC (como si hubiera muchos en el PP que en su lugar hubieran salido mejor librados).

Dicho esto, no creo que las propuestas de González condujeran a una solución duradera. Tomemos su federalismo (o lo que sea) asimétrico: por principio, es una fuente de problemas. Otro aspecto: González parece no darle la debida importancia a la extraordinaria centralización fáctica, que concentra en Madrid cada vez más la población, el PIB, los recursos, el conocimiento y las decisiones en general. Por ser en parte fáctica (aunque no por ello inconsciente), unas propuestas que no garanticen un autogobierno sustancial ni un reparto de la mermelada por toda la tostada (y ninguna o casi ninguna lo hace), pueden dejar intocado el núcleo del problema.

Pero hay un punto que menciona González con razón: "Noto la ausencia de un proyecto de país que se llama España, en vez de ese debate banal sobre los méritos de una recuperación que están más en el exterior que en el interior,?" (La Vanguardia, 5-IX). Lo nota él, y lo notó en 1921 Ortega ("España Invertebrada"). Y es que efectivamente, márchese o no Cataluña, "Los Que Mandan" llevan mucho tiempo profundizando en una España desvertebrada y sin sentido, que por eso necesita a La Roja como el oxígeno. Cuantas más banderas españolas, hasta en la sopa, más cierto es "díme de qué presumes y te diré de qué careces": careces de una idea y un proyecto positivo de España, sin lo cual no se debe pedir a nadie que se quede. A medio plazo, Madrid será un Singapur, y el resto, periferia situada a más o menos horas de tren. Pero la primera víctima de ello será (está siendo; ya ha sido) la idea de una España plural y para todos, y ni la más aparatosa derrota de "Junts pel Sí" el próximo 27 la salvaría.

1 Comentarios

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Tengo gran respeto a Serrat, por savio y por viejo.

escrito por maginet 26/sep/17    18:28

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