El Rey asegura que "fuera de la ley solo hay arbitrariedad, imposición y negación de libertad"
En el 40 aniversario de las primeras elecciones democráticas tras la dictadura franquista, el Rey señala que "el respeto a esas normas, en democracia, no es una amenaza o una advertencia para los ciudadanos, sino una defensa de sus derechos".
El Rey Felipe VI ha subrayado este miércoles, en el 40 aniversario de las primeras elecciones democráticas después de la dictadura, que la mejor garantía para una convivencia que "fue tan anhelada durante tantas décadas por todos" es el respeto a la ley: "Fuera de la ley, solo hay arbitrariedad, imposición, inseguridad y, en último extremo, la negación misma de la libertad", ha advertido.
"Ningún camino que se emprenda en nuestra democracia puede -ni debe- conducir a la ruptura de la convivencia, al desconocimiento de los derechos democráticos de todos los españoles o a la negación de los valores esenciales de la Europa a la que pertenecemos. Y menos aún, un camino que divida a los españoles o quiebre el espíritu fraternal que nos une", ha dicho en una sesión solemne de las Cortes con motivo del aniversario.
Es más, ha recalcado que "la convivencia tiene su mayor garantía y su mejor protección en las normas que la amparan", de manera que "el respeto a esas normas, en democracia, no es una amenaza o una advertencia para los ciudadanos, sino una defensa de sus derechos".
"Dentro de la ley es donde cobran vigencia los principios democráticos, donde se deben encauzar los antagonismos y resolver los desacuerdos y las diferencias mediante el diálogo, mediante el debate", ha subrayado el jefe de Estado, antes de añadir que, "fuera de la ley", solo hay "arbitrariedad, imposición, inseguridad y, en último extremo, la negación misma de la libertad".
"Como señala una antigua cita, 'la libertad sigue siempre la misma suerte que las leyes: reina y perece con ellas'", ha remachado, en una frase que ha sido interrumpida por aplausos del Hemiciclo.
SIN CITAR AL DESAFÍO CATALÁN
Las apelaciones al respeto a la ley han sido frecuentes en una conmemoración que coincide con la aceleración del desafío independentista por parte de la Generalitat de Cataluña, aunque el Rey en ningún momento ha aludido a él expresamente.
Sí ha proclamado que la "unidad nacional" española asume la "diversidad territorial de España con orgullo y coherencia" y ha recordado lo que él mismo dijo en su discurso de proclamación: "Que la diversidad está en nuestra historia y define nuestra propia identidad nacional; y que los sentimientos se deben respetar y comprender, nunca ignorar, enfrentar o dividir".
"La Constitución del 78 proclamó su voluntad de proteger a todos los pueblos de España en el ejercicio de sus culturas y tradiciones, de sus lenguas y de sus instituciones; y reconoció el autogobierno de sus nacionalidades y regiones, que son también patrimonio de todos los españoles", ha detallado.
El Rey ha incidido en que la convivencia fue fruto del pacto constitucional, del esfuerzo de los españoles y de sus diputados constituyentes, una convivencia "tan querida, tan deseada y tan anhelada durante tantas décadas por todos; esa convivencia que fundamenta la paz, la libertad y el progreso".
LUCES, SOMBRAS Y ORGULLO POR ESTOS 40 AÑOS
Pese a admitir que en estos 40 años ha habido "errores y equivocaciones, luces y sombras" que se deben "cambiar, corregir y reformar", Don Felipe ha proclamado que los españoles pueden estar orgullosos de lo que han construido en cuatro décadas.
"No nos ha venido dado sino que es el resultado del sacrificio y esfuerzo del pueblo español de millones de españoles. Y constituye un extraordinario patrimonio moral y material que no debemos silenciar ni ignorar, que no podemos dividir, ni mucho menos destruir", ha advertido.
Don Felipe también ha hablado de respeto a la ley a la hora de hacer un rápido repaso a más de 150 años de la historia de España: Después de la Constitución de Cádiz de 1812, que ha calificado de "referente esencial de la unidad, la soberanía y libertad de los españoles", ha rememorado como España vivió después bajo distintas normas que no supieron garantizar la convivencia, una "época convulsa e incierta" en la que se sucedieron "los golpes de Estado las guerras y la violencia".
Una época, ha dicho, sin respeto a las ideas ajenas, donde "el adversario político era un enemigo al que había que excluir de la vida pública", y donde con frecuencia se producía "la ruptura del orden constitucional vigente en cada momento".
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