El PSOE busca fórmulas para renovar a una militancia de 60 años de media de edad y poco participativa

La nueva dirección socialista estudia fórmulas flexibles para afiliarse parcialmente y revisar las cuotas a la baja con el fin de atraer al partido a jóvenes y ciudadanos activos.

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Elequipodepedrosnchez

 

Elequipodepedrosnchez


La nueva dirección socialista estudia fórmulas flexibles para afiliarse parcialmente y revisar las cuotas a la baja con el fin de atraer al partido a jóvenes y ciudadanos activos.


El militante del PSOE tiene 60 años de media y es poco participativo, con tasas de asistencia muy bajas a las reuniones en las agrupaciones y que en contadas ocasiones abre los correos electrónicos que le envía el partido.


Esta es la radiografía que hace del afiliado medio socialista el sociólogo José Félix Tezanos, secretario de Estudios y Programas en la Ejecutiva de Pedro Sánchez, y el diputado César Luena, exsecretario de Organización en el primer equipo de Sánchez en 2014, en el libro 'Partidos políticos, democracia y cambio social' que presentará próximamente la dirección del partido.


Los autores señalan al envejecimiento de las bases del partido como uno de los principales desafíos que tiene que afrontar el PSOE en la actualidad, pues les distancia de otros perfiles medios de las sociedades de nuestro tiempo.


POCOS JÓVENES


Una tendencia acrecentada por la merma de las Juventudes Socialistas de España (JSE), que han perdido un 20 por ciento de sus militantes en los últimos años. Además, sólo tres de cada 10 miembros de la organización juvenil están afiliados al PSOE, que cuenta en la actualidad con algo más de 187.000 militantes, según los datos incluidos en el libro.


Esta realidad plantea para los autores un evidente problema de relevo generacional que hace necesario diseñar fórmulas que atraigan a los jóvenes de nuevo al PSOE y que les permita colaborar con el partido de manera puntual, en función de los temas, y sin que tengan que afiliarse de forma estable y completa a la organización.


Para ello hacen una propuesta, flexibilizar la figura del afiliado directo, aquel que se hace militante a través de Internet, sin necesidad de pertenecer a ninguna agrupación. Esta forma de afiliación existe sólo desde diciembre de 2014 --se creó tras la primera elección de Pedro Sánchez como secretario general--, pero no ha tenido los resultados esperados.


IDEAS PARA NUEVAS FÓRMULAS DE PARTICIPACIÓN


El PSOE cuenta con poco más de 1.500 afiliados directos, "para los que apenas hay previstas actividades que permitan incentivar su participación presencial", admiten Tezanos y Luena. Los autores defienden que se flexibilice esta figura de militante para permitir al ciudadano participar en procesos concretos del partido que le interesen especialmente, ya sea para elegir a un candidato en primarias o bien para participar con derecho a voto en una conferencia política.


Con fórmulas de este tenor, el PSOE conseguiría aumentar sus niveles de participación e implicación de la ciudadanía activa, sostienen los autores, que sugieren cambios también en la política de cuotas, que han perdido parte de su razón de ser.


En el pasado, sobre todo en los partidos de raíz obrera, las cuotas servían para costear actividades de formación y ayudas a los afiliados, que hoy por hoy asume el Estado de bienestar. De manera que en la actualidad, las cuotas, sobre todo las que se perciben como altas, constituyen una "barrera" para la libre participación de los ciudadanos en los partidos, admiten Tezanos y Luena.


Los afiliados al PSOE pagan una cuota de 60 euros al año, salvo si son pensionistas (24 euros), parados de larga duración o perceptores de pensiones mínima, para los que existe una tarifa súper reducida de 12 euros al año.


El PP, Ciudadanos e Izquierda Unida cobran cuotas parecidas a las del PSOE, mientras que partidos como Podemos no limitan ni condicionan la participación en función del pago de una cuota. Partidos socialdemócratas europeos como el SPD alemán, los laboristas británicos o los socialistas franceses y portugueses tienen políticas de cuotas mucho más moderadas que pueden servir de ejemplo al PSOE, en opinión de los autores.


RECUPERAR LAS GRANDES CIUDADES


La pérdida de votos en las grandes ciudades es otro de los síntomas de preocupación que abordan los autores. Desde 1997, el PSOE ha perdido cerca de dos millones de votos en tan solo cuatro ciudades: Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza, un dato que lleva a los autores a proponer que se dote a las agrupaciones de las grandes ciudades de todas las competencias orgánicas y políticas que tienen las agrupaciones de distrito, que deberían quedar como puntos de encuentro para los ciudadanos.


Se revertiría así una tendencia que se ha demostrado ineficaz, como fue en el pasado traspasar las competencias orgánicas y políticas a las agrupaciones de los distritos de las grandes ciudades, con el fin de acercar más el partido a los barrios y sus vecinos. Esta decisión ha tenido el efecto no deseado de vaciar de iniciativa y de capacidad de control a las agrupaciones de las grandes urbes.


La obra de Tezanos y Luena gira en torno a una idea central. O los partidos se renuevan y actualizan al ritmo de las demandas de una nueva ciudadanía activa que exige más calidad democrática y mejoras en derechos sociales o estarán abocados a caer en la irrelevancia.


PODEMOS, ¿FLOR DE UN DÍA?


En su obra, Tezanos y Luena describen a Podemos como "una organización más próxima al modelo de los populistas latinoamericanos" inspirados en el filósofo argentino Ernesto Laclau, autor de obras como 'Hegemonía y estrategia socialista' y 'La razón populista' y considerado uno de los máximos representantes del posmarxismo.


Los autores afirman que el surgimiento del fénomeno 'Podemos' se explica básicamente por la "intención de infligir un voto de castigo a otros partidos de izquierda (sobre todo al PSOE) para ver si reaccionan, despiertan y dan un giro político progresista más neto".


Y admiten que está por ver si se trata de "flor de un día" o bien representa el inicio de un proceso nuevo de cristalización política que obedece a bases sociológicas y a demandas políticas más precisas y duraderas.

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