Científicos revelan el secreto de la longevidad de Maria Branyas, la catalana que murió con 117 años

Un estudio genético revela por qué la persona más longeva del mundo tenía un cuerpo joven

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El 117 aniversario de María Branyas
María Branyas

 

María Branyas, la catalana que falleció en Olot a los 117 años siendo la persona más longeva del mundo, tenía una sorprendente clave genética: su cuerpo biológicamente era 17 años más joven y su microbiota intestinal era similar a la de un niño.

Así lo confirma un estudio genético liderado por el doctor Manel Esteller, quien destaca que el caso de Branyas demuestra que el envejecimiento y la enfermedad no siempre van de la mano. Su organismo contaba con una combinación única de genes que favorecían la protección inmunitaria, la prevención del cáncer y la preservación cognitiva en edades extremas.

Una microbiota infantil y un metabolismo excepcional

Uno de los hallazgos más impactantes del estudio es que Branyas tenía una microbiota más propia de un niño que de una anciana, lo que contribuía a su fuerte sistema inmune. Además, presentaba uno de los metabolismos lipídicos más eficientes jamás registrados, relacionado con una mayor longevidad y ausencia de demencia.

A diferencia de muchas personas mayores, María no tenía problemas de azúcar en sangre, lo que reducía el riesgo de diabetes y obesidad. Su perfil genético también incluía defensas reforzadas contra infecciones y una gran capacidad de regeneración celular.

Hábitos saludables y genética privilegiada

Si bien su genoma era excepcional, su estilo de vida también fue clave en su longevidad. Nunca fumó, no bebía alcohol y seguía una dieta mediterránea rica en yogur, que incluía tres porciones diarias. Además, mantuvo una vida social activa hasta el final, lo que pudo haber ayudado a su bienestar cognitivo.

Incluso tras superar el COVID-19 de manera asimptomática en 2020, María Branyas continuó gozando de buena salud, padeciendo únicamente sordera y dolor articular.

Este estudio es el más completo jamás realizado en una persona supercentenaria y revela que la longevidad extrema no depende de un solo gen, sino de una combinación de factores genéticos y hábitos saludables.

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