¿Donald Trump planea hundir la economía para salvarla después?
Este ambicioso plan ha sido denominado el "Acuerdo de Mar-a-Lago"
La aparente turbulencia económica del inicio del segundo mandato del presidente Donald Trump no es un accidente, sino una estrategia cuidadosamente diseñada por su equipo económico para provocar una recesión controlada que redefina el comercio global y debilite el dólar con el objetivo de fortalecer a largo plazo la economía estadounidense.
Bajo este acuerdo, denominado así por la mansión del mandatario en Florida, el gobierno de Trump implementa agresivos cambios arancelarios e impulsa políticas monetarias destinadas a reducir la fortaleza del dólar. La intención es clara: hacer más competitivos los productos estadounidenses en el exterior, especialmente frente a países como China y Japón, que históricamente han mantenido barreras comerciales elevadas.
Scott Bessent, actual secretario del Tesoro, confirmó recientemente que la administración considera las fluctuaciones de los mercados bursátiles y la caída temporal del Producto Interior Bruto (PIB) como daños colaterales necesarios en la consecución de objetivos estratégicos mayores. En palabras de Bessent, "las correcciones del mercado son saludables y necesarias", destacando que las políticas actuales deben ser juzgadas por sus resultados a largo plazo en empleo, industria manufacturera y crecimiento sostenible.
Trump clasifica a sus socios comerciales en tres niveles
La Casa Blanca clasifica a sus socios comerciales bajo tres códigos según su disposición para negociar: aliados (verde), países en negociación activa (amarillo) y adversarios (rojo), quienes enfrentan fuertes presiones financieras y comerciales.
El presidente Trump ha sostenido una postura de tranquilidad frente a las recientes caídas de los mercados financieros. Según fuentes internas, este aparente desinterés se debe a una convicción en la efectividad del plan y a la creencia de que una breve recesión facilitará futuras negociaciones comerciales y monetarias.
"Aguanten un poco, porque después vendrá una época de riqueza sin límites. Tendremos tanto dinero que no sabrán qué hacer con él", dijo Trump recientemente durante un vuelo en el Air Force One, reiterando su postura desafiante ante las críticas internas y externas.
Además, EE.UU. busca reducir la presión generada por el alto endeudamiento mediante la emisión de instrumentos financieros a largo plazo, como bonos perpetuos. Stephen Miran, próximo presidente del Consejo de Asesores Económicos, asegura que la raíz de los actuales desequilibrios es una sobrevaloración crónica del dólar, lo que impide la estabilidad del comercio internacional.
"Este modelo no es sostenible", sostuvo Miran, sugiriendo que una depreciación intencional del dólar podría ser inevitable para recuperar la competitividad industrial estadounidense.
No obstante, expertos y críticos advierten sobre el riesgo de esta audaz maniobra económica. Aunque la administración asegura tener bajo control las posibles consecuencias negativas, una crisis prolongada podría afectar profundamente la confianza internacional en el dólar y en la capacidad de gestión económica del gobierno estadounidense.
Lo que para Trump y sus aliados representa una jugada audaz, para muchos analistas podría convertirse en un movimiento de alto riesgo con consecuencias impredecibles para la economía global.
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