Consecuencias de las políticas de Trump: miles de talentos estadounidenses deciden irse del país
La economía (en Estados Unidos y en el mundo) también se ha resentido
Apenas cumplidos los 100 primeros días de su segundo mandato, Donald Trump ha desencadenado una serie de decisiones que ya están teniendo repercusiones profundas en el panorama económico y científico de Estados Unidos. Más allá de las turbulencias en Wall Street, un fenómeno más silencioso pero igualmente alarmante está cobrando fuerza: la fuga de talento científico.
Según datos de Nature Careers, las solicitudes de empleo en el extranjero por parte de investigadores estadounidenses aumentaron un 32 % entre enero y marzo de 2025. Solo en marzo, coincidiendo con el anuncio de nuevos recortes a la financiación pública en ciencia, las visitas a ofertas laborales fuera del país crecieron un 68 %. Este éxodo, que ya es visible, amenaza con erosionar uno de los pilares fundamentales del liderazgo global de Estados Unidos: su capital intelectual.
Entre las medidas más controvertidas del Ejecutivo se encuentran la cancelación de más de 200 subvenciones para la investigación sobre el VIH y el sida, la paralización de fondos para estudios sobre la COVID-19, y la retirada de 400 millones de dólares a la Universidad de Columbia en represalia por protestas estudiantiles relacionadas con el conflicto en Gaza.
Casos como el de Valerie Niemann, que ha dejado Stanford para incorporarse a un postdoctorado en Suiza, o el del bioestadístico Xiao Wu, cuya beca fue retirada apenas tres meses después de concedérsele, ilustran el impacto humano y profesional de estas decisiones. “Nos están forzando a irnos”, afirma Wu en declaraciones a Nature.
Este fenómeno ha sido rápidamente aprovechado por instituciones académicas de otros países. La Universidad de Aix-Marsella, por ejemplo, lanzó la iniciativa Un lugar seguro para la ciencia, que recibió cerca de 300 solicitudes, muchas de ellas provenientes de Estados Unidos. La Sociedad Max Planck en Alemania también ha reforzado sus esfuerzos de captación, mientras que países como China han intensificado sus campañas de reclutamiento.
Guerra abierta con Harvard
El conflicto entre la Administración Trump y el mundo académico ha alcanzado esta semana un nuevo punto crítico. La Universidad de Harvard ha presentado una demanda contra el Gobierno federal tras la congelación de 2.200 millones de dólares en fondos, acusación motivada por presuntas conductas antisemitas. Según la universidad, la decisión es un acto de represalia tras haberse negado, el pasado 14 de abril, a implementar una serie de requisitos gubernamentales que incluían eliminar programas de diversidad y supervisar la orientación ideológica de estudiantes extranjeros.
El conflicto escaló aún más con la cancelación de una ayuda adicional de 2.700 millones de dólares por parte del Departamento de Seguridad Nacional, que además exigió a Harvard un registro detallado de “actividades ilegales y violentas” supuestamente cometidas por estudiantes internacionales.
Harvard denuncia que estas acciones representan un intento de coacción que vulnera principios esenciales como la libertad académica y la Primera Enmienda de la Constitución. La universidad sostiene que la intervención del Gobierno no solo contraviene leyes federales, sino que establece un precedente peligroso para la autonomía de las instituciones académicas.
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