Omicron XE

Genís Carrasco

A estas alturas, esperaba poder hablar de otros temas de la actualidad sanitaria pero la realidad es tozuda y hay que volver al Covid-19 dado que estamos en plena séptima ola pandémica. Los datos no son discutibles: una incidencia acumulada de 403 casos por 100.000 habitantes y un aumento progresivo de la presión hospitalaria (2.139 personas hospitalizadas por Covid-19, de las que 51 están graves en las UCIs).

 

Probablemente, la mayoría de lectores ha oído hablar de la variante Omicron (BA o B.1.1.529 según la Organización Mundial de la Salud) dado que desde diciembre es la responsable de la mayoría de infecciones por SARS-CoV-2. Pero sus subvariantes y linajes han enturbiado el panorama informativo hasta el punto de que algunos confundidos lectores me han pedido que aclare los conceptos de mutación y recombinación de los virus para entender la situación pandémica actual y, sobre todo, cuáles son las perspectivas de futuro.

 

Cada infección es una oportunidad de mutación para el virus

 

Cuando el SARS-CoV-2, como la mayoría de virus, se reproduce (replica) dentro de las células humanas puede cometer errores en el código genético que conducen a mutaciones individuales. A menudo, estas mutaciones no resultan en ningún cambio en la estructura del virus, lo que se llama "mutaciones silenciosas" que tienen poco o ningún efecto sobre la capacidad del virus para transmitirse de una persona a otra o para causar una enfermedad más grave. Pero a base de infectar a cientos de miles de personas y de replicarse (cada vez que un virus infecta a una célula es capaz de generar entre 10.000 y 100.000 copias de sí mismo, que saldrán al medio extracelular rompiendo la célula insuficiente) surgen variantes que aportan ventajas al virus y que poco a poco van sustituyendo a los anteriores linajes.

 

La mayoría de estas mutaciones suceden a una parte del virus llamada Spike o Espina que es el 'gancho' que utiliza el virus para engancharse a nuestras células y meterse dentro. Si hay muchas mutaciones en Espina, podría significar que el virus se volviera más eficiente para engancharse a nuestras células y por tanto más transmisible. Además, como nuestro sistema inmunitario reconoce el virus por su Espina, si tiene muchas mutaciones, puede implicar también que se vuelva más difícil de detectar y bloquear por nuestros anticuerpos.

 

Podría pensarse que el SARS-CoV-2 es un corredor muy rápido cuando se trata de mutaciones. Pero el virus realmente muta con relativa lentitud. Los virus de la gripe, por ejemplo, mutan al menos cuatro veces más rápido.

 

Como Omicron se ha expandido tanto y ha tenido muchas oportunidades de mutar, también ha adquirido mutaciones específicas propias que han dado lugar a varios sublinajes o subvariantes. Las dos primeras fueron etiquetadas como BA.1 y BA.2, mientras que la lista actual también incluye BA.1.1, BA.3, BA.4 y BA.5.

 

Recombinación vírica: otra oportunidad del virus para adaptarse

 

Si dos variantes de un virus infectan a la misma célula pueden combinar su material genético a la hora de realizar copias de sí mismos mediante un fenómeno que se llama recombinación. La recombinación genética de virus no es un nuevo fenómeno. Ocurre regularmente con virus como la gripe o el SIDA. De hecho, una de las hipótesis sobre los orígenes del virus del SARS-CoV-2 de Wuhan proponía una probable recombinación de dos variantes víricas en murciélagos. Desde una perspectiva evolutiva, la recombinación ofrece a los virus una ventaja, ya que permite realizar cambios más rápidos y significativos, en comparación con el proceso más lento de adquisición de mutaciones a través de errores en la replicación. Los virus recombinantes pueden exhibir cambios marcados en el comportamiento, como el aumento de la infecciosidad, la evasión de nuestra inmunidad existente en el virus o la resistencia a los medicamentos. Éste es el caso de la nueva subvariante XE.

 

Ómicron XE, un producto de la recombinación

 

Sabemos que Omicron XE tiene la mayor parte de su información genética, incluida la proteína Spike o Espiga proveniente de la subvariante BA.2. Es probable, pues, que las características de Omicron XE (como la transmisibilidad, la gravedad de la enfermedad y la eficacia de la vacuna) sean similares a las de BA.2. Pero es prudente que los científicos sigan monitorizando y estudiándola dado que ya se han detectado miles de casos en Gran Bretaña, Sudáfrica y Brasil.

 

Hasta ahora, los datos disponibles sobre la variante Òmicron XE sugieren que la tasa de crecimiento (es decir, la proporción de nuevas infecciones en la población) es ligeramente superior a la de Omicron BA.2 y su gravedad no difiere de las actuales subvariantes.

 

Sin embargo, el hecho de que sólo haya un pequeño número de infecciones con XE limita la interpretación de los datos disponibles y hace difícil extraer conclusiones sólidas.

 

Prudencia y sensatez

 

Es el momento de ser prudentes y sensatos. Sabemos que las variantes de Omicron por lo general tienden a causar una enfermedad menos grave que las variantes anteriores de SARS-CoV-2 (alfa o delta).

 

Pero no banalizamos el riesgo por los colectivos vulnerables (personas inmunodeprimidas o de edad muy avanzada). Los hospitales se han llenado de personas con Covid a la que el virus ha descompensado una enfermedad crónica como la diabetes o la EPOC.

 

Por respeto a ellos mantengamos la mascarilla en lugares cerrados si están presentes, ventilemos nuestras casas, mantengamos la distancia y sigamos todas las indicaciones de las autoridades sanitarias.

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