Siempre he sido firme defensor de la libertad de expresión y opinión. Sólo existe un límite, cuando opiniones falsas e indocumentadas hieren a otras personas.
Éste es el caso del artículo de Juan Manuel Blanco publicado en Vozpopuli titulado Covid-22: la histeria colectiva no acaba. Este artículo contiene un montón de errores e incorrecciones al afirmar que el miedo al SARS-CoV-2 ha desatado una especie de histeria colectiva que todavía persiste entre nuestros ciudadanos y que la Covid prolongada es fruto de la sugestión.
Estas afirmaciones son una intolerable falta de respeto para los 160.000 muertos provocados por la pandemia y el más de un millón de personas afectadas todavía por síntomas invalidantes.
No se exageró, al contrario, el riesgo de las primeras oleadas de Covid-19
Sólo alguien ajeno al mundo de la Medicina puede afirmar que el confinamiento de la población y las medidas preventivas de contagio fueron exageradas y desencadenaron una histeria colectiva que sólo existe para el señor Blanco.
Con todos mis respetos para dicho autor, debería explicarme cómo un economista puede hacer afirmaciones de Salud Pública como estas. ¿Cuántos trajes EPI ha tenido que ponerse o cuántos pacientes ha intubado durante las seis olas pandémicas?
La pandemia de Covid 19 ha afectado a 13 millones de personas (es la enfermedad más contagiosa conocida), ha obligado a ingresar en la UCI decenas de miles de personas de las que casi la mitad requirió ventilación artificial por neumonía Covid, sobre todo en el período pre-vacunas.
No afectó sólo a colectivos vulnerables
Otra afirmación radicalmente falsa del artículo es que sólo afectó a grupos vulnerables. Personalmente atendí a compañeros míos, jóvenes y sanos afectados de neumonía Covid. Desconocíamos porque durante las primeras oleadas el virus tenía un comportamiento aleatorio que hacía en que, en ocasiones, cursara de forma benigna en un anciano de 90 años y afectara gravemente a un joven de 25 años hasta el punto de llevarlo a la UCI. Aún no sabemos a ciencia cierta porque fue así. Las hipótesis que se han postulado como el efecto de los grupos sanguíneos, de los receptores ECA II o aspectos genéticos están todavía bajo estudios clínicos.
También afectó a niños y jóvenes
Aunque jóvenes y niños presentaron una baja mortalidad, es radicalmente falso que fueran inmunes. De hecho, la mortalidad por Covid en niños de 0 a 9 años ha sido del 0,64% y la de jóvenes de 10 a 19 del 0,53%. Puede parecer una tasa pequeña (en adultos llegó al 2,5%) pero le pregunto al señor Blanco qué pensaría si uno de los afectados fuera un pariente suyo.
La Covid prolongada no es un trastorno de conversión histérica
La gota que colma el vaso es la afirmación acientífica de que las secuelas post-Covid son fruto de la sugestión. La comunidad médica sigue trabajando para encontrar el mecanismo de la Covid prolongada. Existen ensayos clínicos bajo la hipótesis de que es un trastorno microcirculatorio o un problema autoinmune. Pero, claro, para el señor Blanco es un trastorno imaginario secuela de la histeria colectiva de nuestros ciudadanos.
Es fácil realizar afirmaciones alocadas para aumentar la difusión de un artículo periodístico. Resulta más rentable cuanto más espectaculares y rimbombantes resulten las afirmaciones. Pero este comportamiento es totalmente ajeno a la ética periodística y, en este caso, es una falta de respeto a las personas que han perdido a un familiar o sufren secuelas insufribles.
El autor del artículo haría una buena labor social rectificando y dejando de comparar el lógico y fundamentado miedo a la pandemia con las brujas de Salem. Equivocarse es humano pero sólo los sabios saben rectificar.
Hago un llamamiento al diario que ha publicado el artículo del señor Juan Manuel Blanco. No acepten opiniones médicas que no pueden ser contrastadas por científicos acreditados.
Personalmente me comprometo a no enviarles artículos de economía que quedan fuera de mi área de conocimiento.
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