La cartografía de los ataques contra la SNCF, estratégicamente distribuidos por el territorio, muestra que hubo una voluntad muy clara que entorpecer el tráfico en ejes esenciales. Los sabotajes tuvieron lugar en Courtalain, en el departamento de Eure y Loira, en Croisilles (Paso de Calais), en Pagny-sur-Moselle (Meuthe y Loira) y en Vergigny (Yonne). Este último pudo ser desbaratado a tiempo.