Marx: 200 años no es nada

José Miguel Villarroya

Karl Marx 07052018


El pasado sábado se celebró el bicentenario del nacimiento de Karl Marx, y en su ciudad natal Tréveris se celebró un festejo, evento del todo normal, pero lo más llamativo es que estaba presidido por Jean Claude Juncker, que representa todo aquello contra lo que luchó el pensador alemán en su vida; burgués, defensor del poder financiero, con compadreos con las grandes multinacionales y defensor de políticas de austeridad, no casaba mucho en ese acto. Aunque si escuchamos su discurso, se entiende porque estaba allí, nos dijo que el pensamiento de Marx, había que situarlo en su época y que lo que escribió, pues que ya tal; es decir que no le hagamos el mínimo caso, ya que está sobrepasado por el tiempo.


Marx escribió sobre la diferencia entre los explotadores y los explotados, de los salarios de miseria de la clase obrera, de jornadas de trabajo interminables, de desahucios, de gente mayor viviendo en la casi indigencia; y de una clase burguesa que cada día era más rica, de un capitalismo que cada día se iba expandiendo más, ocupando el poder político, gobernando desde la sombra, explotando a personas y a países en su propio beneficio. Es decir todo pasado de moda hoy en día, como todos podemos ver.


La situación laboral de muchas personas a día de hoy, recuerda de forma inexorable a lo que describió Engels (amigo de Marx) del Manchester de 1850, trabajadoras como las Kellys o las cosedoras de zapatos son buenos ejemplos, las pensiones de los jubilados otra, y así un largo reguero de situaciones y vivencias de tantas y tantas personas, y el capitalismo cada vez más triunfante e implacable, sin ningún tipo de humanidad y controlando todos los resortes de poder.


Marx sigue a día de hoy tan vivo como en el siglo XIX, su pensamiento tan válido como entonces para analizar los problemas de la sociedad, no obstante, la gran tragedia es que sólo se produce en discusiones teóricas de viejos combatientes. La izquierda de hoy, adocenada y asilvestrada ya no lucha por nada, se conforma con las migajas que reparte el capital, o lo que es peor se acomoda a la mamandurria, y abandonan aquello que decían representar.


Marx vive, pero quien debería ser la vanguardia del proletariado, se ha convertido en la cola de león del poder financiero burgués. Triste final para tantos años de lucha.

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