Pedro Sánchez y el PNV llevaban meses cocinando un acuerdo
Con Zapatero como mediador, el líder del PSOE acepta apoyar un nuevo Estatuto que reconoce la “identidad nacional vasca”; una fórmula que persigue encaminar una solución al desafío independentista en Catalunya.
El PSOE y el PNV llevaban meses negociando las que serían las condiciones del apoyo de los nacionalistas vascos a la moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy: mantener los Presupuestos del Gobierno de Mariano Rajoy, la transferencia de las competencias en materia de prisiones, y el nuevo Estatuto vasco.
Todas estas promesas se vinieron cocinando desde hace un año, cuando Sánchez ganó las primarias. Y es que el ya nuevo presidente del Gobierno era consciente que para llegar a la Moncloa necesitaba mucho más que un acuerdo con Unidos Podemos o con Ciudadanos.
Ante la virtual imposibilidad de logran el apoyo de ambas formaciones, Sánchez tendría que tender la mano a los nacionalistas y hacer cesiones. Y con el problema catalán, la baza era el PNV.
Las negociaciones no fueron fáciles, puesto que los nacionalistas vascos hicieron malabares para no enfrentarse ni con los populares ni con el PDeCat ni con ERC.
El objetivo de Sánchez fue convertir al PNV en el interlocutor entre Madrid y Barcelona, que los nacionalistas vascos fueran el ejemplo para los nacionalistas catalanes.
¿A CAMBIO DE QUÉ?
Sánchez se compromete a la cesión de las competencias en materia de prisiones –para el acercamiento de los presos de ETA- y el desbloqueo del nuevo Estatuto. Un Estatuto en el que se reconocerá una “identidad nacional vasca”.
Algo se suena bastante a aquella “nación catalana” que quisieron incluir Pasqual Maragall y José Luis Rodríguez Zapatero en el Estatut de Catalunya.
A cambio de facilitar un cambio de Gobierno en Madrid, los nacionalistas vascos habrían logrado un importante avance para sacar adelante su nuevo Estatuto y Sánchez habría encontrado la fórmula que usará en los próximos meses para intentar poner remedio al desafío independentista en Catalunya.
Una fórmula que está por ver si va a funcionar o no. De momento, habrá que esperar a ver si el desalojo de Mariano Rajoy de la Moncloa tiene efectos que se materialicen en una rebaja de la tensión.
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