Cuando algunos pensaba que el congreso extraordinario del PP iba a ser una balsa de aceite, con la elección del “candidato Feijóo" por aclamación, salta la bomba y el gallego, entre lágrimas dice que “no puede fallar a los gallegos, porque sería también fallarme a mí mismo” y renuncia a la sucesión.
La verdad de la marcha del presidente de la Xunta, es lo que no se ha dicho. Lleva ya unos cuantos años posicionándose para ser el líder de los populares españoles, y cuando le llega la hora, las meigas, no gallegas, en sueños, le advierten que tiene un pasado y que se acuerde del episodio Cifuentes, que por un “máster” y una simple crema de belleza, ha desaparecido de la vida política. Estas cosas suelen suceder en la política. No son jugadas sucias de la oposición, muchas veces las puñaladas traperas vienen de la misma casa.
Ante esta situación, los candidatos a dirigir el PP se han multiplicado como setas. Ya no hay un candidato hay unos cuantos, situación que nunca se había dado. Dos mujeres irreconciliables, Cospedal y Santamaría, que no están solas, les acompañan en la carrera, Casado, Bauza y Margallo. Este último tampoco se lleva muy bien con la ex vicepresidenta a la que acusa de su marcha del gobierno. Nunca se lo perdonó.
Cospedal, tienen la ventaja que hasta ahora ha manejado la maquinaria del partido desde Génova - algunos dicen que lo ha hecho Maíllo- pero tiene la mochila de los negocios de su marido. Santamaría que se conozca, no tiene pasado empresarial y su única mancha, es el tema de Catalunya que no ha sabido resolver, no obstante tiene algunas otras ventajas, es la preferida de Rajoy, aunque este no se haya pronunciado, diga que se mantiene al margen y se haya marchado a Santa Pola- lugar preferido de Santiago Bernabéu- a su puesto de registrador de la propiedad. Es curioso como Santa Pola también fue su refugio elegido cuando dejó, o le obligó Pepe Cuiña a dejar la política gallega. Su marcha a la población alicantina se interpreta como, ahí os quedáis y solucionar los problemas vosotros mismos.
Santamaría, tiene otros ases en la manga, no es menor el de haber controlado el CNI, que hasta entones había dependido del Ministerio de Defensa. Las múltiples informaciones, informes, dossieres que ha “supervisado" la ex vicepresidenta, la hace muy valiosa. La información es poder y esta lo suele ejercer sin temblarle la mano.
Margallo ya dijo que si Santamaría se presentaba, él también lo haría. ¿Qué sucederá con él? es una incógnita. Persona de basta formación, experiencia, lado afable de los populares, pero no representa el futuro y el cambio generacional que debe hacer el PP sino quiere terminar en la UCI.
Casado, representa a una nueva generación de jóvenes dirigentes que puede competir con Ciudadanos. Las dudas sobre la obtención de su titulación generan desconfianza, es una incógnita.
Bauzá, el primero en postularse, ha sido la liebre de enganche. Quiere tener un papel en el nuevo PP, esa es la cuestión. Sabe que no va a ganar.
Hasta el día del congreso, la presencia mediática de los candidatos, unos más que otros, va a servir de campaña electoral. Se trata de ganar votos entre los militantes en las primarias. Después viene la segunda parte que es la votación de los compromisarios.
Si las cosas no se hacen bien, el futuro de la derecha representada por el PP puede quedar muy tocada. Quedan, según Pedro Sánchez, dos años para las próximas elecciones generales, tiempo suficiente para hundirse o recomponerse si el PSOE mete la pata con algunas decisiones. Si por el contrario, lo hace bien, la travesía del desierto del PP puede ser larga y va a necesitar mucha agua para sobrevivir.
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