​La justicia hace aguas

Manuel Fernando González Iglesias

Manuel Marchena



De la actuación del Pleno del Supremo nuestros políticos no han aprendido casi nada, por no decir nada. La gente corriente, la que pagamos las hipotecas, sí que hemos sacado conclusiones muy claras sobre lo que unos Magistrados votantes a favor de los derechos de la Banca nos han hecho a la mayoría de los ciudadanos. Protestamos indignados contra su falta de imparcialidad, y sobre todo, hemos diagnosticado que dentro de la Justicia tenemos un número importante de Jueces de élite que han de reciclarse o dedicarse a otros menesteres. Menos mal que en los Juzgados de Instrucción quedan autenticas heroínas y héroes anónimos.


Afirmamos que los políticos son ignorantes interesados de lo que ha sucedido, porque al ver que la renovación de los más Altos Órganos de Gobierno de la judicatura le ha llegado su momento, en lugar de rectificar, insisten en querer elegir a sus rectores desde Génova y Ferraz, sin que se les caiga la cara de vergüenza, porque esta forma de hacer las cosas es responsable directa del actual estado de la Justicia.


Encima, por si la decisión de intervenir no fuera bastante lamentable, PP y PSOE -este con la ayuda de Podemos- quieren nombrar Presidente del CGPJ al Magistrado Marchena Gómez, un canario cuyos trinos pudimos los catalanes escuchar en el contencioso del Procés, circunstancia desgraciada en la que Su Señoría ha demostrado ser un verdadero adalid del conservadurismo judicial, y sino que le pregunten al ex Juez Garzón.


Por lo que se ve, la Ministra Delgado, y el Ex Ministro Catalá, los negociadores partidarios de "la componenda" nos han tomado por tontos, y quieren vendernos la moto de que la Justicia emana del pueblo, pero solo del que vive, como ya hemos señalado antes, en el vecindario próximo ideológicamente a las calles Ferraz y Génova. ¡Mentirosos!


Uno, que leyó no hace mucho cómo el botarate de Trump consiguió meterle mano al Supremo de Estados Unidos, amparando hasta la extenuación a un juez acusado de violación, no se extraña ya de nada. Por eso, que ahora los colegas trupianos de la política española se busquen la vida pervirtiendo un sistema que hace aguas por todas partes, forma parte de ese tsunami mundial en el que las personas somos cada vez menos libres, porque los sistemas autoritarios de izquierdas y derechas asumen el poder en los cinco continentes saltándose los Derechos fundamentales de los puebles sin el menor escrúpulo.


Hoy, en España, podemos decir con gran tristeza y preocupación que la independencia judicial se va apagando y retrocede hacia el pasado, mostrándose poco a poco como una digna heredera de la que ya se practicaba en la época más sombría de nuestra historia reciente, mayoritariamente en unas Altas Estancias exageradamente maridadas con la Gran Política y los Poderes económicos. De ahí al mangoneo solo hay un paso.


Así nos va a los de abajo.

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