Discurso fallido

Manuel Fernando González Iglesias

Ha sido un discurso fallido, porque la audiencia presente en el patio de Butacas del Liceo no necesitaba ser convencida por el presidente del Gobierno de España de que Catalunya lo que necesita es encontrarse a sí misma en estos momentos de la historia en que cambiar el rumbo y pactar el futuro se hace imprescindible si es que queremos tener un futuro medianamente pacífico y de progreso. Son tantas las piedras que supremacistas y salvadores de la patria están poniendo en el camino que, ahora mismo, se nos hace difícil mirar con optimismo el tiempo de los pos-indultos que sintiéndolos como necesarios por una parte muy importante del electorado, nada nos indica que, una vez concedidos, sirvan para algo, ya que las posiciones de las dos partes enfrentadas entre sí no se van a reconciliar  y mucho menos dejarnos vivir en paz los próximos dos años.


El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la conferencia en el Liceu de Barcelona.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez en su discurso en el Liceo/ @EP


Si fue buena o mal la idea la escenificación del Teatro del Liceo, lo sabremos pronto, porque el odio cerril que los independentistas y también las hordas del PP le tienen al presidente del Gobierno, va a calentar tanto a la gente, que ni deseando esta irse de vacaciones y quitarse las mascarillas, apenas van a poder hacerlo en paz porque muchos de un lado y otros tanto del otro, van a intentar amargarnos la vida a casi todos con eslóganes que nos van a recordar aquellos tiempos previos a la guerra civil del 36 en los que el odio contaminó a las dos Españas porque la libertad de otros presos catalanes encorajinó a la derecha y destruyó la paz y el sosiego en toda España.


Para que se hagan una idea aproximada de la que nos espera, fíjense en la dureza de los insultos que los manifestantes que se concentraron frente al Liceo profirieron a los patricios de la Sociedad civil catalana que habían ido a escuchar las propuestas de un Sánchez que queriendo parecer valiente tan solo trasteó la muleta para mostrar una faena de aliño, como dirían los buenos taurinos, pero no para matar al toro, sino para devolverlo vivo a los corrales.


Como todo el mundo sabe, los constitucionales no podemos ir al Liceo porque ni heredamos palcos ni tampoco podemos permitirnos ese lujo con lo que ahora cuesta la luz y la gasolina. Alguien debía habérselo dicho al Presidente y de paso recodarle, que los votos que recibió Illa no sirven para nada a los que aquí viven y se los han entregado generosamente al PSOE hemos  visto como, una vez más, como los perdedores electorales se ciscaban  los resultados mintiendo al asegurar que ahora que son mayoría y que con sus diputados hacen  lo que les viene en gana, con indultos o sin ellos, porque así le conviene al inquilino de la Moncloa.  


O sea, que como la Virgen de Lourdes no haga un milagro, aquí no se pone de acuerdo ni Dios.   

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