Los partidos políticos catalanes lo han vuelto a hacer. Se han puesto de acuerdo Junts per Catalunya, ERC y Ciudadanos-ya es difícil- para repartirse los cargos de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales. Siendo generosos, los naranjitos, ceden una silla al PSC, que está encantado con el regalo.
Lo malo del tema no es que se pongan de acuerdo, que está bien, sino que elijan a periodistas de partido con el fin de siempre: controlar y repartirse la presencia en los medios públicos, mientras los ciudadanos que pagan sus impuestos tienen que tragarse la decisión sin derecho a protestar. Toda una elección 'dedocrática' tan de moda y que la ciudadanía detesta. He aquí los nombres que han elegido para ocupar esas sillas. Periodistas de partidos a los que hay que premiar por su dedicación a la causa que representan cada uno de ellos. Esta decisión es una burla a la profesión, a los ciudadanos y a la libertad de información. Hasta el Colegio de Periodistas ha mostrado su disconformidad con la medida.
Los nombres propuestos por Junts per Catalunya son: Miquel Calçada, estrechamente vinculado a esta formación política. Cuenta con emisoras de radio que en su día les fueron concedidas por el partido de Pujol. Goza de subvenciones y publicidad de la Generalitat de Catalunya. Hay que premiarlo por su esfuerzo a la causa. Silvia Cóppulo, en la actualidad en Catalunya Radio, después de su paso por COM Radio, en la etapa socialista. Cuenta también con una empresa de Comunicación que ha trabajado para la Generalitat, en las consellerias de los exconvergentes.
ERC ha propuesto a Saül Gordillo como presidente. No hace falta explicar sus vinculaciones políticas con los republicanos y su apuesta por el independentismo. Rosa Romà, menos conocida pero también tiene sus lazos políticos.
El caso más llamativo es la propuesta de Ciudadanos, que ha recaído en Eladio Jareño, actual director de TVE, puesto en el cargo por el PP. Tiene mucho mérito la capacidad de convicción de este periodista. Trabajó con el PP, después engatusó a los socialistas que era de ellos. Volvió con el PP como ayudante mayor de Alicia Sánchez Camacho y le echó una mano en el caso de la Camarga. Ahí se quemó de lo lindo y, como recompensa, pidió la dirección de TVE en Catalunya, donde hizo un buen trabajo a los populares que le sirvió de trampolín para irse a los madriles, donde fue nombrado director de TVE, cargo que ha conservado en esta etapa de gobierno socialista. Pero no estaba cómodo, poca presencia mediática y menos mando. Aguantó en la tele hasta convencer a Rivera de que podía serle útil en Catalunya. Jareño es un buen vendedor, tiene mérito, convence a partidos tan diferentes de que puede defender sus propuestas ideológicas. Sus formas pausadas y su suavidad de trato hacen de él, entre otras cosas, que sea un producto que convence. Dice un refrán popular que "Líbreme Dios de las aguas mansas que de las malas me libro yo".
Una vez más, los partidos se han pasado por el forro eso de elegir a profesionales de reconocido prestigio y sin vinculación a partidos políticos. Flaco favor está haciendo a la ciudadanía y a ellos mismos. La credibilidad vuelve a estar en entredicho.
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