No nacen niños suficientes para compensar la pérdida de seres queridos. Así lo han dicho de claro los catastros. O sea, que vamos al revés de lo que sería lógico para tener futuro en este país... y no nos inmutamos.
A los políticos les importa un bledo y a los que somos cabeza de turco en el día a día, ya no se nos puede pedir más, especialmente a los más viejos, que sí hemos tenido más de un hijo; el periodista ya ha cumplido con tres, hemos pagado las hipotecas del piso al 13 por ciento bancario -una barbaridad generacional- y encima, cuando nos hemos querido jubilar, los diputados y diputadas nos discuten la pensión hasta la miseria, mientras la compartimos con nuestros hijos que, sin empleo posible, vuelven a comer a casa trayéndonos los nietos con sus facturas del cole y la ropa porque... no llegan a fin de mes.
Este país, tal y como va, no tiene futuro sin niños que sean más numerosos que sus padres. Solo una emigración ordenada y masiva, mal que les pese a los de VOX y a sus primos los del PP y Ciudadanos, podrá salvarnos de la quiebra social hacia la que caminamos.
Hoy, todavía traumatizados por el atentado de Estrasburgo y ese otro vídeo, de no se sabe bien de quién, que amenaza con otro zarpazo terrorista en Catalunya, no podemos, como pueden comprobar, ser demasiado optimistas. Nuestro ánimo comienza ya a resquebrajarse, sobre todo a los que padecemos en carne propia la Catalunya que tanto amamos.
Estamos bajos de moral porque además la vía eslovena con la que nos ha amenazado el sátrapa Torra va poniéndose en marcha. Si no me creen, busquen los escépticos en las redes sociales los mensajes de los sediciosos del lazo, que son muy fáciles de encontrar y además, de forma abundante, en los que se nos detalla generosamente la agenda de actividades de miles de CDR el próximo 21 de diciembre en las calles y plazas de Catalunya.
Es para echarse a llorar si no fuera porque a los de mi generación todavía nos sostiene la entereza y la ética que nos enseñaron nuestros padres. Y por qué no decirlo, el consuelo de saber que el Gobierno Sánchez se inmolará con nosotros ese día en el Palacio de Pedralbes, donde piensa celebrar un histórico Consejo de Ministros, si no es que a última hora, con alguna excusa notable, no le entra al Ejecutivo una incontrolable cagalera que les impida viajar a Barcelona.
No, no estamos bien, y como les señalábamos en nuestro titular... Vamos de mal en peor... y sobre todo porque en nuestro país nacen pocos niños.
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