Por mucho que los de VOX se esfuercen en camuflar su desdichado programa sobre la violencia contra las mujeres, en base a su proyecto salvador para Andalucía, a uno le queda la imagen en la retina de las hazañas de las manadas que, semana tras semana, aparecen en los medios de comunicación, inundándonos de asco y vergüenza.
Hasta ahora, que yo sepa, esas manadas están formadas únicamente por mamarrachos del género masculino -no existen manadas de mujeres- que disponen tras sus hazañas de una legislación garantista y pusilánime que les permite, como en el caso de los Sanfermines, entrar y salir de la cárcel con una alegría que deja a la Judicatura -al menos a una parte de ella- al pie de los caballos de la indignación de la mayoría femenina y feminista, por su transigencia y buenismo corporativo. Y por si queda duda, a los varones que tienen sentido común nos cabrea aún más.
Pero claro, a los jerarcas de VOX eso les importa tres pimientos, y por lo que estamos comprobando esta última semana, a las mujeres del PP y Ciudadanos se les han comido lengua el gato ante el atropello que está a punto de perpetrarse a cuenta de los sillones de mando de la Junta de Andalucía. ¿A qué esperan las Señoras Arrimadas y Levy para cantarles la caña a sus varoniles jefes? ¿A que estos consumen tan monumental despropósito? ¿Y Ciudadanos piensa que con su actual estrategia de tirar la piedra y esconder la mano le va a perdonar su electorado la infamia que van a cometer?
Y ahora una reflexión final: Si esto fuera Alemania, seguramente hace ya un par de semanas la Merkel Andaluza, supongamos que se llama Susana, habría llamado a los jefes de PP y Ciudadanos, o sea Moreno y Marin, y les hubiera ofrecido un gobierno de cohabitación constitucional, aunque solo sea porque entre los tres grandes partidos, con sus incalificables errores políticos, han conseguido resucitar al franquismo y sus manías sociales, en la figura de un nuevo engendro que asusta ya a media Europa.
Suya es la culpa, y por lo tanto suya también debe ser la penitencia de gobernar juntos y hacerlo bien, y si fracasan... convocar nuevos comicios.
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