Bartomeu Robert, el alcalde indignado

Genís Carrasco

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El 14 de marzo se cumplen 120 años de la designación como alcalde de Barcelona de Bartomeu Robert y Yarzábal (Tampico, 1842-Barcelona, 1902), efeméride poco conocida en Catalunya y totalmente desconocida en el resto de España. Y no debería ser así porque la figura de este médico catalán, honesto, ponderado y pragmático —al que sus alumnos de la Facultad de Medicina recordaban como "el profesor tranquilo"— fue excepcional por muchas razones. Quizás, la más destacable fue su faceta cívica y regeneradora durante su breve, pero influente, etapa política y social en la que su voluntad de servicio a la colectividad y sus inquietudes cívicas contribuyeron a cambiar la vida política del llamado Regeneracionismo español.


El "primer indignado"


Seguro que la mayoría de lectores saben que el escritor y diplomático francés Stéphane Hessel, ─autor del libro "¡Indignaos!"─ y el Movimiento 15-M (formado a raíz de la manifestación del 15 de mayo de 2011) fueron los promotores del Movimiento de los Indignados. Pero probablemente desconocen que el afable medico catalán puede considerarse el «primer indignado», precursor en más de un siglo de las ideas, que salvando los diferentes contextos históricos y sociales, desarrollaría mucho después el Movimiento 15-M. Porque lo verdaderamente insólito es que el Dr. Robert no era ni un político, ni un estadista, ni un hombre de gobierno sino un ciudadano, ilustre sí, pero un simple ciudadano al fin. Su ejemplo demuestra como cualquier persona con suficiente compromiso y fortaleza democrática puede ayudar a vencer las injusticias y responder a los desafíos sociales con más y mejor democracia.


Breve biografía


Bartomeu Robert era catalán por origen paterno y mexicano de nacimiento. Siguiendo la tradición familiar, estudió Medicina a Universidad de Barcelona. En 1863 se licenció y, tres años después, ganó la plaza de médico titular del Hospital de la Santa Cruz. En 1875 consiguió la cátedra de Médica en la Universidad de Barcelona e intervino en el traslado de la Facultad de Medicina y del Hospital de Sant Pau. En el mundo hospitalario, lideró una serie de cambios para modernizar los hospitales tomando como modelo el patrón europeo más avanzado. Consiguió la autorización para organizar a los médicos no de forma individual, sino como cuerpo facultativo, para la suscripción a revistas médicas con el fin de incorporar los avances científicos y para la construcción de nuevos y más modernos quirófanos. Su labor médica durante 30 años lo convirtió en uno de los profesores más apreciados por los alumnos y en uno de los médicos barceloneses más prestigiosos.


Sus tres años en política


Pero lo realmente singular de su trayectoria no fue su carrera como médico, sino su vertiente cívica y política que apenas ocupó sus últimos tres años de vida. Fue un barcelonés comprometido, que, en sólo siete meses como alcalde de Barcelona, promovió la regeneración moral y los valores cívicos e intentó frenar las medidas coercitivas y represivas de un Gobierno central autoritario.


Contexto histórico del "cierre de cajas"


La derrota colonial española de 1898 con la pérdida de las últimas colonias de ultramar, endureció las políticas impositivas del Gobierno Central para pagar los gastos de la guerra colonial. El ciudadano Bartomeu Robert tomó conciencia del endurecimiento centralista del Gobierno de Madrid y fue uno de los firmantes del mensaje a la reina regente –suscrito por una serie de instituciones económicas y culturales representativas de Catalunya– en el que se reclamaba una amplia descentralización administrativa. Era, sin duda, una crítica inesperadamente severa al sistema central de Madrid, emitida por un grupo de ciudadanos que pedían también una regionalización del Estado.


Con este único antecedente político, avalado por el prestigio profesional y la fama de honestidad cívica y de altruismo, el doctor Robert fue nombrado alcalde, por Real Orden, el 14 de marzo de 1899. Un hecho inaudito en la historia de Barcelona, sobre todo porque era totalmente neófito en el mundo de la política y no tenía ningún perfil político definido.


Poco después de su nombramiento, el ministro de Hacienda, Raimundo Fernández Villaverde, programó unos presupuestos económicos que incluían unos impuestos claramente abusivos para paliar los gastos de las guerras coloniales y la quiebra económica. Los impuestos se incrementaron de forma desmesurada, grabando con especial dureza los rendimientos del comercio.


Aquello supuso un punto de inflexión en la biografía del Dr. Robert, que como flamante alcalde de Barcelona había puesto en marcha una ambiciosa reforma para acabar con el caciquismo, depurando las irregularidades del censo electoral y luchando contra la manipulación del sistema electoral barcelonés. En su lucha por la regeneración moral del Ayuntamiento, el alcalde Robert destituyó a todos los alcaldes de barrio sospechosos de fraude electoral, borró del censo a veintiún siete mil falsos electores (que en realidad correspondían a fallecidos) e incluyó a cuarenta mil electores no inscritos. Con estas resoluciones actualizó el censo electoral para evitar las hasta entonces habituales trampas, cacicadas y fraudes electorales.


El doctor Robert estaba embarcado en su cruzada regeneracionista cuando se enteró del proyecto presupuestario y fiscal del ministro de Hacienda. Puso el grito en el cielo. Se indignó, no sólo como alcalde sino, sobre todo, cómo ciudadano ya que las imposiciones de Madrid y la voluntad centralizadora le parecieron un ataque frontal a los barceloneses. El afable alcalde, sin experiencia ni perfil político definido, pero enormemente decepcionado, hizo un llamamiento a los ciudadanos para que dejaran de pagar la contribución fiscal al Gobierno central. La llamada tuvo un éxito y una difusión inesperados. Se apuntaron centenares de comerciantes y pequeños industriales que se comprometieron a dejar de pagar los exorbitados impuestos un movimiento ciudadano que se conoció como el "cierre de cajas". La intransigencia del Ejecutivo de Madrid empujó los indignados hacia una radicalización de posiciones que culminaría en una huelga fiscal.


Dimisión del alcalde Robert


Este hecho convirtió al doctor Robert, de manera inesperada, en la figura política más popular de Catalunya. En pleno conflicto ─un descalabro político y social considerable, con comercios, tiendas y pequeñas industrias barcelonesas decididos a suspender el peaje contributivo en Madrid─, el doctor Robert, en lugar de amedrentarse, siguió dando apoyo incondicional a los gremios de la revuelta. El conflicto del doctor Robert con Madrid llegó a un punto insostenible y, el 22 de octubre, presentó la dimisión por razones de dignidad civil y de coherencia. El carácter excepcional de este gesto provocó una ola de adhesiones y homenajes por toda la ciudad. Un apoyo ciudadano jamás visto.


Su posterior trayectoria política fue la militancia en el catalanismo, pero fue un catalanista sobrevenido en respuesta a las injusticias de un Gobierno contaminado por el caciquismo y por intereses políticos espurios.


El Dr. Robert falleció el 10 de abril de 1902 en Barcelona durante una cena de homenaje que le dedicaron los médicos municipales. Tenía 59 años de edad y sufrió un ataque cardíaco, en plena época de fecundidad intelectual y profesional.


Homenaje a un ciudadano activo


Su paso por la alcaldía representó el principio de la liquidación del caciquismo electoral y la entrada de un ideal de moralidad en el Ayuntamiento. Jamás nadie, en una experiencia tan fugaz como alcalde, había transformado tanto en el rumbo político y social de una ciudad e influido tan poderosamente en la transformación democrática de un país como España decimonónica.


Su vida es una clara muestra de compromiso cívico e integridad personal, valores que le otorgaron una excepcional credibilidad. Fue un magnífico ejemplo de altruismo y altos valores cívicos del que muchos de los políticos actuales deberían aprender.

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