Pacto obligatorio en Andorra

Robert Pastor

Los resultados de las elecciones al Consejo General (Parlamento) de Andorra, celebradas este domingo obligan tras más de dos décadas de gobiernos monocolores a un pacto para crear un ejecutivo de coalición o, como mínimo, con apoyo de una segunda fuerza de la cámara.


Antes de un análisis del nuevo mapa político andorrano hay que recordar una serie de conceptos: los casi 80.000 ciudadanos del país, sólo 27.278 eran nacionales, con derecho a voto; el resto aún figuran como residentes, eufemismo para inmigrantes que no han llegado a los veinte años de estancia para acceder a la nacionalidad, o que no han querido asumirla, cumpliendo con la obligación de renunciar a la de origen.


El segundo dato es que el Consejo fue concebido, tras el debate más largo de los "padres constituyentes" y acabado en solución salomónica. Tradicionalmente, se configuraba con un número igual de cuatro consejeros por cada circunscripción local (la parroquia). Al final se pactó que el legislativo fuera (es) una especie de Congreso y Senado en uno, con catorce electos en lista única "nacional" por un sistema proporcional casi puro y la otra mitad por siete listas parroquiales a las que se aplica un sistema estrictamente mayoritario, por lo que la lista más votada, más que sea por un solo sufragio, se lleva los dos consejeros. Estas normas fueron interpretadas, en busca de la mejor rentabilidad en sufragios, de maneras diferentes y con propuestas diferentes entre las candidaturas locales y las generales.


Así, dos partidos tradicionalmente antagónicos, como los liberales (conservadores) y los socialdemócratas se presentaron juntos en las parroquias, con un candidato de cada formación y con el nombre conjunto "D'acord", cediendo en los planteamientos respectivos, mientras que presentaban candidaturas nacionales separadas y propias.


Los resultados (provisionales, pero sin cambios previstos) leídos en conjunto y en abstracto, son también conocidos: la coalición gobernante los ocho últimos años con mayoría absoluta, Demócratas de Andorra (DA) perdió cuatro escaños para bajar de 15 a 11. Pagó sin duda el desgaste de las dos legislaturas en el poder y también una cierta arrogancia casi inevitable en estas mayorías absolutas, todo. El PS (socialdemócratas) tendrán 7; 4 los Liberales; también 4 la Tercera Vía y dos la formación local de La Massana "Ciudadanos Comprometidos". Cabe destacar el paso a extraparlamentarios de Socialdemócratas Progresistas, que con Jaume Bartumeu como líder al frente llegó a gobernar en solitario durante una legislatura con 14 consejeros de los 28. Y, naturalmente, el resto de listas nacionales que ya se preveían testimoniales: Andorra soberana, del independiente Eusebi Nomen, y Unidos para el Progreso, otra rama escindida de los liberales, con Alfons Claveguera al frente.


Si los desglosamos, pero, resulta que DA tuvo mayoría relativa en el sufragio directo con 6.249 papeletas depositadas (35,13%, cinco consejeros), los socialdemócratas llegaron, respectivamente a 5.445, el 30,62 y tres consejeros; los liberales que conservaron el nombre obtuvieron, respectivamente, 2.219 y el 12,45 (dos consejeros) y la "tercera vía" (nueva denominación de los liberales más tradicionales y conservadores), 1.853 y el 10,42, también dos consejeros de este origen.


En las parroquias, la diversidad fue mucho mayor; DA sólo en conservó tres; la coalición D'Acord, dos; la Tercera vía, el feudo tradicional de la familia pintado, Sant Julià de Loria con la coalición que tenía como el nombre conglomerado distintivo y significativo "Unión Laurediana, liberales y indepedendientes", y en La Massana un conglomerado con el nombre de Ciudadanos Comprometidos, con miembros de ideologías diversas y creado con vistas a los pactos postelectorales, siempre difíciles por la misma normativa, y casi siempre ineficaces.


Con todo ello, el primer análisis coincidente de los medios del Principado es que serán necesarios pactos para formar un nuevo gobierno estable (al menos de entrada) y la lógica invita a pensar que éste sólo podría ser los de DA, con sus once miembros, con los cuatro de la "Tercera vía", porque (aunque en Andorra, más que todo, nunca se puede decir nunca, ni siquiera a una imprevisible "gran coalición" de los dos grupos más votados, que los de D'Acord aceptan de buen grado, si tenemos que hacer caso de sus declaraciones publicas previas).


Si la lógica de las alianzas se impone, nos encontraremos con dos alternativas para DA, encabezada ahora por el ex ministro de Asuntos Sociales e Interior, Xavier Espot, llegado con propósito de renovación: aliarse con los considerados derecha de la derecha, de la "Tercera vía", o hacer la prueba de gobernar en minoría con los consejeros de la Massana (13 miembros de los 28 del legislativo), con lo que, de todas las ofertas de renovación con programas sociales, con soportes mayoritarios pero dispersos, se irán al traste, y el acuerdo de asociación comenzado a negociar con la Unión Europea puede ser más complicado, entre otros proyectos no menos trascendentes en el interior, como las reformas del sistema de Seguridad Social.


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