​Una campaña marcada por la intolerancia de unos cuantos

Carmen P. Flores

Cuando faltan argumentos para convencer, tolerancia y respeto a las ideas, suelen aparecer energúmenos que erigiéndose en poseedores de la verdad, los derechos exclusivos y hasta los auténticos paladines de la democracia, se dedican a reventar actos de partidos políticos, entre otras cosas. Estos individuos van en manada y los hay en los dos extremos políticos que se retroalimentan utilizando la violencia, la intolerancia y las agresiones. No son hechos aislados, cada día se están visualizando, no solo verbalmente, sino también físicos. Algo realmente vergonzoso que debe llevar a la reflexión. Cualquier día puede suceder algún incidente con consecuencias irreparables.


Universidad Autonóma de Barcelona  Cayetana Álvarez de Toledo


En Catalunya, la intolerancia de unos cuantos que se han creído que Catalunya son ellos, les lleva a creerse poseedores de la capacidad de decidir en nombre de todos, de poner etiquetas a los que piensan, actúan y deciden de forma diferente a ellos.


Es lo que está sucediendo en la UAB, que en sus inicios fue un modelo de modernidad, tolerancia y progresismo. Hoy, unos cuantos niñatos que no han pegado un palo al agua son los garantes de los discursos y el pensamiento único que está llevando a enfrentamientos con los que ellos consideran "fascistas" porque así lo deciden.


Lo mismo ocurre en otros municipios, donde los fanáticos vienen realizando actuaciones antidemocráticas contra los políticos que no son de los "suyos". Los encabezan grupitos de jóvenes y no tan jóvenes que quieren impedir que las formaciones políticas puedan llevar a cabo su campaña electoral como cualquier otra formación que sí cuenta con su bendición "apostólica". Estos días los actos intimidatorios se han incrementando. Hay que meterles miedo para que se vayan. Son demócratas de pacotilla y fanáticos de la pureza…


Decía Antonio Machado que "es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza".


La intolerancia es tal que estos últimos días políticos como Antoni Castellà, demócrata y oportunista de toda la vida critica que TV3 entreviste a Inés Arrimadas. Como en su día hiciera Marta Ferrusola, piensa que le han arrebatado la Generalitat y hasta Catalunya, como si los demás carecieran de derechos. Es su país, el de los déspotas, el perdonavidas de los piratas de la democracia.


Qué decir de las candidatas de JxCAT, las designadas por Puigdemont, Laura Borràs y Miriam Noguera, con poca talla política y teledirigidas por el huido. Son una bomba de relojería como interlocutoras del nuevo gobierno, sea cual sea. Nada que ver con Carles Campuzano y Jordi Xuclà, ambos  con experiencia y saber hacer. Todo va de mal en peor en el partido del rey Pujol, donde eran auténticos maestros de la negociación, el pacto y los acuerdos. Lejos quedan ya esos tiempos, los actuales dirigentes han tirado por tierra la parte buena de esa etapa de la CDC imprescindible en la política española.


Los nuevos políticos de la finiquitada Convergencia deberían aplicarse aquella frase del historiador y biógrafo romano, Suetonio ,que decía: "El pastor esquila las ovejas, no las devora".

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