Manuel Fernando lo ha explicado casi punto por punto, las sospechas fundadas sobre el anuncio de la detención en Francia, cerca de la frontera suiza, del ex líder de ETA Joseba Andoni Urrutikoetxea, conocido y popularizado sobre todo a los medios españoles por su nombre de clandestinidad: Josu Ternera.
Efectivamente, puede parecer extemporáneo este arresto después de dieciséis años de fuga de un personaje capital en la última historia de una de las Etas que se han sucedido a lo largo de más de cincuenta años. Porque poco tenía que ver aquella de las protestas más bien simbólicas de Madariaga, del Valle y compañía de los años 60 en las que sucesivamente fueron escalando en los grados de violencia y terrorismo.
¿Por qué ahora? En todas las razones que apunta el director de este diario quizá habría que añadir otra táctica posible del mismo interesado, como de tantos predecesores de la organización: hace años, desde que las autoridades francesas se decidieron a cooperar con las españolas en la lucha antiterrorista, los detenidos, indefectiblemente y según cada noticia, eran pillados con una pistola.
¿Por qué iban siempre armados? Porque automáticamente el juzgado antiterrorista de París les imponía una condena de seis años, que debían cumplir antes de la respuesta positiva a la demanda de extradición cursada desde Madrid. Aunque el rigor de la justicia del Estado vecino del norte, preferían pasar una primera temporada en aquellas prisiones, que pasó por las manos de la policía, la guardia civil y el régimen penitenciario peninsular (o insular canario). Y mientras tanto se podía "enfriar" cada caso.
Casi todo el mundo (de los que lo sabían) repetía que Ternera se encontraba escondido en las regiones donde han decidido "encontrarlo" ahora. Algunos llegaban a decir que lo tenían siempre "controlado" y, aún más, que era un "interlocutor" de los gobiernos estatales para conseguir el objetivo que él mismo anunció: el cese de la lucha armada (2011) que el tiempo confirmó como efectiva, al contrario que anteriores treguas trampa, ratificada en 2018 con la disolución de ETA.
Que Urrutikoetxea fue interlocutor aceptado por gobiernos de Madrid puede ser información reciente, pero no tanto. Ya estuvo presente en las conversaciones con el gobierno Zapatero, hace más o menos una década.
También es conocido que el antiguo líder de la desaparecida ETA es enfermo de cáncer, como igualmente conocidas las medidas de liberaciones de antiguos militantes de la organización por enfermedad entre otras motivaciones.
Más allá de las otras consideraciones más que acertadas de Manuel Fernando, el presidente Sánchez se encuentra en un cruce de las relaciones con los "periféricos" vascos y catalanes, especialmente de los segundos. Por un lado, los ha excluido, unos y otros, de las mesas de las dos cámaras del Parlamento, en un gesto de "firmeza" contra los soberanismos, a la vez que mantiene la voluntad de conversaciones con el PNV y con ERC , un partido líder del soberanismo catalán, y de izquierda no sólo por el nombre. Y ello a pesar del veto.
Esta detención en Francia bien podría estar en la línea de la coherencia con apariencia de incoherencia y marcar un capítulo más en el epílogo a la historia de ETA y el camino a la normalización de la convivencia (en Euskadi y en España), que requiere más condiciones que la sola fin de la violencia terrorista.
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