Nissan concentra sus inversiones en Ávila mientras olvida su planta en la Zona Franca

La firma ha ejecutado 31 millones de euros en su planta abulense para convertirla en un centro de ensamblaje clave en la compañía. Mientras tanto, la producción en Barcelona no deja de caer en picado.

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Planta de Nissan en Ávila

 

El gigante del motor ha comunicado que prevé completar este año el 80% de las inversiones previstas para transformar la planta de Ávila en un centro especializado en la fabricación de piezas de recambio, así como en otros procesos imprescindibles en el mundo del motor como el ensamblaje y la pintura.


Esta renovación de la fábrica abulense contrasta con la falta de un plan industrial solvente para la planta de la Zona Franca. Pese a que recientemente se alcanzó un pacto entre dirección y sindicatos (Sigen-Usoc, CC.OO. y UGT) sobre el ajuste de plantilla en la central de Barcelona, este acuerdo no incluye entre sus puntos una planificación detallada para actualizar los bienes de equipo de Zona Franca ni para impulsar su papel en el seno de la compañía.


Planta de Nissan en u00c1vila

Planta de Nissan en Ávila.


La única referencia de ese acuerdo respecto a inversiones es una vaga alusión a destinar 70 millones en una nueva planta de pintura de nueva generación.


Por contra, Nissan ya ha invertido 31 millones sobre un total de 40 millones en sustanciales mejoras en su planta de Ávila. Entre las principales actividades destacan la gran instalación de soldadura (Línea Flexible), que representará un tercio de la producción de piezas, cuando esté a pleno rendimiento dentro de un año, así como una nueva área de embalaje, así como el desmantelamiento y la adaptación del entorno de la zona de pintura.


BARCELONA PIERDE MODELOS


Pese a que los trabajadores de Nissan en Barcelona ratificaron en asamblea el acuerdo alcanzado para el ERE, no se han cansado de exigir un plan industrial a largo plazo que contemple inversiones y nuevos modelos para asegurar el futuro de la fábrica.


Los sindicatos no han enterrado totalmente el hacha de guerra y se prevén nuevas movilizaciones si la dirección no presenta un proyecto ilusionador para Catalunya. Los indicios no son halagüeños: la compañía ha anunciado que prevé limitar a 10.000 las unidades fabricadas en Barcelona --lo que supondrá un 20% menos de las previstas-- entre los meses de abril y agosto de este mismo año.


A finales de enero, el sindicato USOC ya denunció que la dirección había decidido dejar de producir la furgoneta NV200 de combustión. Los motivos esgrimidos por la compañía fueron la caducidad comercial de este modelo, que ya llevaba diez años a la venta, así como la voluntad de transitar hacia las pickups 'verdes', como el modelo hermano de la NV200 eléctrica.


Sin embargo, otras fuentes sindicales no se creen estas razones. El sindicato UGT ha lamentado en el pasado que se está infrautilizando la capacidad de la planta de la Zona Franca hasta en un 50%.


Por todo estos motivos, el fantasma de un traslado fuera de Catalunya sobrevuela un centro que fue puntero en el pasado pero que ha quedado atrás por al apatía de su dirección. Solo el tiempo dirá si la languidez productiva de la fábrica responde a necesidades reales de redimensionamiento exigidas por el mercado, o bien a una estrategia calculada para estrangularla hasta su eventual cierre.

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