Ha pasado un año del gobierno de Quim Torra. Un año que ha tenido más penas que gloria. A algunos les parece un siglo, dada la cantidad de despropósitos que se han vivido y se seguirán viviendo, al menos hasta después de la sentencia de los políticos presos catalanes, tras la que se prevén nuevas elecciones, o al menos eso se dice en petit comité.
¿Qué ha hecho Torra y su gobierno durante estos 365 días? Según las cuentas, se han gastado casi 600.000 euros -100 millones de las antiguas pesetas- en viajes, la mayoría de ellos a Bruselas, prisiones y otros lugares para hablar de presos políticos, falta de libertades, una España que no es democrática y una larga lista relacionada con todo ello. Poco dinero destinado a promocionar Catalunya como lugar estratégico de inversiones, que sería lo deseable. La realidad , por desgracia, la que ya todos conocemos. El victimismo y la desacreditación de un país democrático ha sido en este año la continuidad de lo iniciado por sus antecesores Mas y Puigdemont.
Con esta estrategia de desestabilización las consecuencias:la marcha de 4.000 empresas de Catalunya y otras grandes que generan puestos de trabajo se hayan llevado su sede social a otras comunidades autónomas, además de generar desconfianza de los inversos extranjeros hacia un gobierno que hace de activista de partido, que jadea a los antisistema y cuyo objetivo no es otro que la provocación.
El fracaso más sonoro del gobierno Torra ha sido la no aprobación de los presupuestos que el gobierno había presentado como los más sociales. Esto significa que con los presupuestos prorrogados, no se podrán resarcir los recortes que se han venido realizando a lo largo de estos años de crisis: sanidad, educación, servicios sociales y el resto de áreas afectadas.
Sanidad, servicios sociales, educación son los más afectados, cuyos profesionales vienen denunciando la precariedad laboral en la que se encuentran y la falta de recursos repercute en los servicios a los ciudadanos, cuyos efectos son más evidentes cada día.
La falta de viviendas sociales es tan acuciante que cada día se producen desahucios por falta de pago, en familias con pocos recursos, afectadas por la crisis que no ha salido de esos hogares.
La política realizada por el actual presidente de la Generalitat ha sido simbólica de gestos de un personaje decidido pasar a la historia por sus viajes, su dedicación plena a la independencia, y sus artículos de opinión y Twitter supremacistas y de desprecio a la mayor parte de la ciudadanía de la Catalunya que dice defender.
Aún se recuerdan algunas de las perlas escritas por Torra hace pocos años:
"Fuera bromas. Señores, si seguimos aquí algunos años más corremos el riesgo de acabar tan locos como los mismos españoles".
"Vergüenza es una palabra que los españoles hace años que han eliminado de su vocabulario".
"Los españoles solo saben expoliar".
"El catalanismo ha de basarse en una defensa encarnizada de nuestra identidad y nuestra cultura y del orgullo de ser catalanes. ¿O es que ustedes jugarían a una Catalunya independiente convertida en una inmensa Feria de Abril?".
La efeméride no ha sido celebrada por el protagonista, ni siquiera ha realizado una rueda de prensa para hacer balance de su gestión, quizás porque no ha habido gestión que no sea la hoja de ruta del independentismo.
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