Villegas, Girauta, el dúo del café

Carmen P. Flores

Este jueves el popular López Miras se ha quedado compuesto y sin ser investido presidente de la comunidad murciana por la negativa de Vox a votarle. La decisión del partido de Abascal de votar en contra se debe a las declaraciones de Villegas y Girauta, que frivolizaron con lo que estaban hablando en la larga reunión del PP, Ciudadanos y Vox, al afirmar Girauta que “se habrán reunido para tomar un café, pero en ningún caso para negociar un acuerdo programático”. Declaraciones que no hicieron ninguna gracia a los líderes de Vox para, acto seguido, levantarse de la mesa de negociación y la negativa a votar al candidato del PP.


La actitud de Rivera y su núcleo de confianza de escenificar que no quieren saber nada de Vox está abriendo una brecha en el variopinto trío de la derecha que deja en el aire -también- la postura de Vox en el Gobierno de la Comunidad de Madrid. ¿Llegarán a un acuerdo en el último minuto? Es posible. Pero el enfrentamiento entre Rivera y Abascal es más propio de una pelea de gallos que de ideario político, por mucho que los de Ciudadanos quieran demostrar lo contrario.


Rivera, al que le acusan de estar “desaparecido” -de vez en cuando realiza escapadas personales con su pareja actual-, en los momentos claves tiene en Villegas y Girauta a unos provocadores capaces de destrozar negociaciones en las que ya se había conseguido consensuar temas.


En los últimos tiempos, el hasta hace pocas fechas niño mimado de las grandes empresas -como se le ha denominado a Albert Rivera- ha entrado en una espiral de despropósitos que pocos llegan a entender, sino es porque quiere marcar territorio y demostrar que él “solito” ha conseguido situar a su partido en el segundo lugar en intención de voto según la última encuesta del CIS. Un resultado que, por otra parte, ha colmado sus aspiraciones de sorpaso al PP y le llena de “orgullo”.


Tampoco se entiende que haya declinado reunirse con Pedro Sánchez en esta segunda ronda de contactos. Rivera se ha instalado en el “no es no”, como viene repitiendo cual un lorito Inés Arrimadas, sin darse cuenta de que tiene la obligación de sentarse a dialogar con el candidato a la presidencia del Gobierno, aunque el resultado final sea el “no es no”. Forma parte de los deberes de un político, le va también en el sueldo. La política es sentarse a negociar tantas veces como haga falta, aunque no se esté de acuerdo con el interlocutor y sus ideas. Decía Duke Ellington que “los problemas son oportunidades para demostrar lo que se sabe”.


Si alguien piensa que las vacaciones para algunos pueden ser tranquilas, que se lo vaya quitando de la cabeza, con tanto frente abierto que hay. Si la izquierda tiene problemas, el trío variopinto de la derecha se encuentra en la misma posición, mientras la ciudadanía de a pie, asfixiada por la ola de calor, no acaba de creerse lo que está sucediendo y sueña con irse de vacaciones a ver si a la vuelta las cosas han cambiado.

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