En estos días de calor en la mayor parte de España siempre es bueno refrescarse. Unos eligen con muy buen criterio el agua fría con limón, y otras y otros persisten en la Cola o la cerveza. A mi, personalmente, me gusta un buen zumo del cítrico diluido en agua mineral gallega o de Ronchales, u otras de la variada muestra que tenemos en los supermercados. O, miren, mejor aún, si se tiene la oportunidad, de la inconmensurable agua del pozo del pueblo en el que estamos de vuelta para pasar unos días con la familia y que ya habíamos olvidado. He dejado la Coca-Cola por unos cuantos años, por cuestiones de salud, pero, sobre todo, desde los sucesos laborales que dejaron a un millar de familias de trabajadores de la compañía en la calle y que tanto me cabrearon.
A Marcos de Quinto, entonces directivo de la multinacional a nivel mundial, la noticia le trajo al pairo, y aunque siempre se le ha exonerado de aquella felonía laboral porque no formaba parte de la parte española del negocio, a muchos, nos ha sonado a cuerno quemado que nunca haya querido condenar a su ex compañía por tan reprobables hechos, especialmente ahora que es diputado y representa a muchos “ciudadanos” españoles y tenía la oportunidad de demostrar su ética personal y empresarial.
Y sin embargo, como hemos comprobado por lo que se publica, De Quinto sí que ha andado ligero, estos días, para recalificar la sentencia ya cumplida de veinte largos años del criminal etarra en la prisión salmantina de Topas, por el execrable delito de mantener secuestrado en un zulo al funcionario de prisiones Ortega Lara durante 532 agónicos días que le destrozaron la vida y nos convirtió a los que seguimos su inhumano calvario en sus más fervientes admiradores. Ahora, resulta que De Quinto, ante un homenaje en el pueblo del etarra que ha reprobado la mayoría de los vascos, y por supuesto, casi todos los españoles decentes, se erige en juez y parte, y pontifica, pretendiendo cambiar sentencia judicial de cárcel ejemplar por oferta de zulo similar para el terrorista, ahora que ya ha cumplido con la pena que le ha impuesto un tribunal democrático y de derecho.
Vamos, que para De Quinto, el ojo por ojo bíblico, es aún en nuestros días, el mejor remedio para la barbarie. ¿Y este Señor, tan democrático él, va a ser la mano derecha del líder de Ciudadanos?
Como dijo aquel político de similar poder social y económico que De Quinto, que se llamaba Romanones y además era Conde: ¡Joder, qué tropa!
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