La gran jugada de Quim Torra

Carmen P. Flores

Ya lo decíamos en el anterior artículo, que al presidente de la Generalitat solo le quedaba dos opciones: marcharse o convocar elecciones. Su opción ha sido esta última, pero con trampa, porque en el fondo, como está herido de muerte, quiere irse matando. Una reacción poco cristiana, que choca con sus creencias religiosas. Claro que eso de perdonar al enemigo, como predicaba Jesús, no entra dentro de su ego. Se va, con críticas directas a sus socios de Gobierno, los republicanos a los que intenta dejar como traidores.


Torra se marcha dando el pistoletazo de salida a la campaña electoral, en la que él no será el protagonista, porque no liderará la lista de JxCAT, pero aun así, es tal su “odio” a ERC que ya no lo disimula. Su venganza se va a ir viendo durante estos meses que quedan para celebrar los nuevos comicios, que él mismo tiene que convocar cuando el Parlament apruebe los Presupuestos, si no hay sorpresa de por medio hasta entonces. De paso, la actitud de Torra es la de desgastar todo lo que pueda al partido republicano para que sea castigado en las urnas.


Resulta “curioso” que quiera aprobar unos presupuestos que tendrán que ejecutar otros, no se entiende demasiado, es una hipoteca a los que tengan que gobernar, pero Torra es así de imprevisible, incontrolado, perdón, controlado solo por su "jefe” que no es otro que Carles Puigdemont.


¿Las nuevas elecciones traerán tranquilidad al panorama político e institucional a Catalunya? Esa es la pregunta, después de que hace ya unos cuantos años –demasiados- la tranquilidad es lo que falta en la vida política, social y gubernamental.


Torra dejará de ser presidente, se marchará al exilio dorado cobrando un buen salario como ex, con despacho, coche oficial, y toda la infraestructura necesaria que rodea a su nueva posición. Tendrá las manos libres y todo el tiempo para hacer lo que mejor hace: filosofar escribir, leer, pontificar y tocar las narices a sus “adversarios”.


Mientras llega esa nueva posición para el delegado presidencia de Puigdemont, las cosas se complican para el Gobierno de Sánchez, ya que le urge aprobar los Presupuestos y necesita los votos de ERC, que se encontrará en plena campaña electoral y le es necesario marcar distancia política con los socialistas para no jugársela en las urnas. Una decisión complicada que puede conducir a prorrogar de nuevo las cuentas de Montoro, que pasarán a la historia como las que más tiempo se han mantenido, todo un record para el ministro del PP.


La división independentista es un hecho, aunque en política nunca dos más dos son cuatro, y las cosas pueden cambiar, pero hoy por hoy la brecha abierta en los dos partidos que aun gobiernan es muy grande como para repetir coalición tras las elecciones. Claro que hay que tener en cuenta que al final quienes tienen la clave son los resultados que salgan de las urnas. Predecir las posibles alianzas forma parte de las especulaciones. Tiempo habrá para seguir hablando del tema, que no se va a solucionar en estos momentos. Lo que sí está claro es que Torra, en el último minuto ha hecho su gran jugada.

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