Ya tenemos la estructura básica del nuevo Gobierno y, a pesar de ser uno de los más numerosos de la democracia, sin embargo otra vez han vuelto a olvidarse de uno de los pilares básicos del estado del bienestar como es nuestra Administración Local, que aunque es verdad que nunca ha tenido un tratamiento preferente en cuanto a su encaje gubernamental también es cierto que desde el Gobierno Zapatero desapareció el único departamento de referencia, como era la Dirección General de Administración Local, para acabar difuminada en otras Direcciones Generales, compartiendo, además, mesa y despacho con las Comunidades Autónomas, que finalmente son las que absorben absolutamente la práctica totalidad no sólo de recursos sino de atención de los responsables de estos organismos.
Estamos en un momento en el que la Administración Local puede jugar un papel básico en el desarrollo de nuestro país, sobre todo después de haber visto el movimiento alrededor de la llamada “España vaciada”, que parecía que iba a tener voz propia en el Congreso de los Diputados a través del diputado de Teruel Existe pero que, a pesar de facilitar con su voto la formación del Gobierno, sin embargo a la vista de la estructura ministerial semeja que vamos a seguir ante lo que yo he dado en llamar como la “España abandonada”.
Es cierto que la nueva estructura gubernamental da a uno de sus Ministerios, junto con el de Transición Ecológica, el nombre del “Reto Demográfico”, desapareciendo el Comisionado creado para ello por el Gobierno Rajoy, que es verdad que fue absolutamente prescindible por lo que hizo tanto en ese Gobierno como en el primero de Sánchez, creándose ahora una Subsecretaría pero desde un Ministerio distinto al de Política Territorial, que es en el que se encuadra la Administración Local, lo cual creo que es fruto de no tener nada claro qué hacer con esto del reto demográfico, pues no por tener una casa en el pueblo se conoce el mundo rural. Y este es un mal muy común entre nuestros gobernantes, al menos del Gobierno Central, pues no debemos perder de vista que en la mayoría de las Comunidades Autónomas la Administración Local tiene un papel mucho más relevante en sus respectivos organigramas. Y si hablo tantas veces de Administración Local y de Reto Demográfico es por lo interrelacionado que está una materia con la otra. Si queremos que la “España vaciada” deje de estar abandonada y progrese hacia donde debe caminar un estado del bienestar para todos y no sólo para los urbanitas, las políticas a llevar a cabo deben radicar, fundamentalmente, en la Administración más cercana, y esta es la Local. Por eso no acabo de entender la constante y sucesiva pérdida de peso específico de esta y su difuminación en diversos departamentos.
Hoy en día nuestra Administración Local tiene tal importancia que merecería no sólo recuperar aquella Dirección General propia sino, incluso, contar con una Secretaría de Estado compuesta por municipalistas y en la que se incardine no sólo lo relativo al reto demográfico sino todo lo que tiene que ver con los Ayuntamientos del Siglo XXI. Y tanto a nivel de regulación de competencias, que cada vez que se han intentado reformar ha sido para desmontar, también desde el desconocimiento, lo construido con mucho esfuerzo por nuestros Ayuntamientos desde su restauración democrática, como también para hablar de financiación, que es un tema que monopolizan las Comunidades Autónomas para las cuales no sólo hay legislación sino que llevamos varias reformas mientras que para los Ayuntamientos aún no hemos tenido ni la primera norma que establezca de una forma clara cuáles deben ser y de dónde deben provenir sus recursos. Pero es que además debemos estudiar la implantación de un nuevo modelo de configuración de nuestras corporaciones locales, con una planta local revisada y actualizada que consiga optimizar sus recursos de manera que puedan poner en práctica políticas sostenibles de asentamiento de población en el rural de forma duradera, que será como únicamente se podrá combatir la despoblación. Y para todo esto sería necesario que dentro de esa Secretaría de Estado radicara, como ya lo hubo hace muchos años, un Instituto de Estudios de Administración Local y que contribuyó de forma sobresaliente a la promulgación de la Ley de Régimen Local de 1985, aún en vigor y que, aunque deba ser revisada, sin embargo no sólo ha sobrevivido hasta nuestros días de una manera muy digna sino que lo ha hecho con mayor acierto que cualquiera de las otras reformas que se han intentado introducir.
En resumen, si de verdad queremos hacer algo para aliviar la situación de la “España vaciada” o de la “España abandonada” no podemos desvincularlo referido al Reto Demográfico del mismo Ministerio en el que se encuadra la Administración Local y debemos darle a ambas la importancia que se merecen de manera que se les dote de los organismos no sólo de regulación y de interrelación sino también de estudio, debate y propuestas que necesitan y que es fundamental que estén encabezados por personas que realmente conozcan y sepan de lo local, no de la Administración en general, no desde el mundo urbanita como es, tradicionalmente, el que copa los puestos del Consejo de Ministros y de su organigrama principal, y, por supuesto, no mezclándolas con el mundo de lo autonómico que acaba absorbiendo todo lo que toca.
Si no se pone a la Administración Local en el puesto que le corresponde, como uno de los pilares básicos que es de desarrollo del estado del bienestar, no es seguro que se puedan implementar políticas eficientes ante el reto demográfico más allá de unas simples luces de neón para acaparar algunos titulares de prensa, cuando en realidad lo que se necesita en ambos casos es atención y conocimiento sobre el tema.
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