Dos meses después del primer aislamiento del coronavirus en Wuhan, la diseminación del virus ha llegado a los cinco continentes donde se han confirmado, a 4 de marzo, 93.076 casos.
En este contexto, algunos medios de comunicación, los que nos bombardean día y noche con noticias sobre el virus no siempre bien contrastadas, están creando en la opinión pública un escenario de pandemia mundial casi apocalíptico. Pero están equivocados.
Pandemia no implica mortalidad
Una "pandemia" es una transmisión sostenida, eficaz y continuada de una enfermedad contagiosa de forma simultánea en más de tres regiones geográficas diferentes. Quizás ya estamos en esta fase, pero esto no es sinónimo de mortalidad elevada, ya que el término no hace referencia a la letalidad del patógeno sino a su transmisibilidad y extensión geográfica.
De hecho, en el caso del coronavirus se trata de una epidemia con una mortalidad baja comparable con la de la gripe estacional (0,2-0,4%) y que en el 80% de los casos no produce síntomas o son síntomas leves. Además, en China, la zona cero de la epidemia, hace un par de semanas que están disminuyendo los nuevos casos, lo que permite tener esperanzas en las próximas semanas.
Pandemia de miedo
Sin embargo, al tema no se le puede quitar importancia. Independientemente de la situación epidemiológica del virus, lo que resulta innegable es que hay una pandemia de miedo infundado.
Por primera vez en la Historia de la Humanidad estamos viviendo en directo una epidemia en tiempo real: todos los medios de comunicación y las redes sociales, varias veces al día, todos los días, todo el planeta, hablan del coronavirus y no siempre de la forma más realista y contrastada. Si no dimensionamos bien el problema corremos el riesgo de pasar del miedo a generar una pandemia de pánico social de consecuencias poco previsibles.
De coronavirus de Wuhan a Covid-19
La Organización Mundial de la Salud, como referente global en salud, ha decidido dar un nombre diferente a este fenómeno, catalogándolo como un virus que está creando grandes trastornos políticos, económicos y sociales a nivel mundial. Ya no tiene importancia donde se generó o por donde se extendió. Hay que evitar la estigmatización de países como China o Italia. Por ello, 300 expertos reunidos en Ginebra han decidido cambiar el nombre oficial de coronavirus de Wuhan por el de Covid-19 reconociendo que ya ha pasado a ser una enfermedad a nivel mundial y así evitar las focalizaciones geográficas.
Se consiga contener la epidemia o no, lo cierto es que la repercusión a nivel mundial tendrá, en el mejor de los casos, repercusiones económicas que pueden llegar a descensos del PIB nacional del 0,5% en algunos países.
Covid-19 en Catalunya: previsiones epidemiológicas
Desde el punto de vista estrictamente epidemiológico, el Covid-19 tiene, por ahora, un impacto mínimo en Cataluña. De los más de 190 casos confirmados en España, sólo 15 corresponden a Cataluña, la mayoría en Barcelona y alrededores. Con la prudencia necesaria en estos casos, se puede prever que por el momento nada hace temer por la evolución clínica de la epidemia en los próximos meses. Las medidas de contención y control parecen funcionar gracias a unos profesionales sanitarios eficientes y entregados a las tareas de Salud Pública.
Epidemia de miedo en Cataluñnya: previsiones socioeconómicas
Contrariamente, la epidemia de miedo sí que se está extendiendo de forma irrefrenable. Parece que estamos entrando en una espiral imparable que comenzó con la suspensión del Mobile World Congress y está extendiendo con la prohibición de congresos médicos en España y la amenaza de suspensión de eventos deportivos en las próximas semanas.
A pesar de la repercusión social que tiene suspender las clases en la escuela y la universidad como se ha hecho en Italia, son medidas que probablemente adoptarán también en nuestro país si el juicio no se impone entre los políticos.
Así lo hacen pensar las declaraciones de Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas del Ministerio de Sanidad, en las que no se descarta plantear restricciones relacionadas con agrupamiento de personas si llegara el caso. Plantear cierres de escuelas tiene implicaciones importantes porque los niños no pueden quedarse solos en casa y plantear el cierre de fábricas afectaría a la economía del país. Pero a pesar de que por el momento se descartan, todo hace pensar en que muy probablemente se acabarán implantando.
De nada servirá la evidencia de que nuestro país se enfrenta cada año con notable éxito a cientos de miles de casos de gripe estacional sin clausurar escuelas ni fábricas ni obligar a jugar partidos a puerta cerrada. El miedo a lo desconocido como el Covid-19 parece imponerse en la opinión publica y acabará comportando decisiones políticas y sociales de gran alcance.
Y los medios de comunicación no parecen ayudar mucho a dimensionar un problema que, por ahora, es menor. Seamos prudentes. Combinamos responsabilidad con prudencia antes de entrar en pánico.
Soy optimista respecto a la evolución clínica de la epidemia, pero al mismo tiempo soy también pesimista respecto a la propagación del pánico infundado que puede hacer que nuestra vida cotidiana se vea alterada por lo que es mucho más contagioso que los virus: la "pandemiofobia ".
Escribe tu comentario