La inteligencia nos define como seres humanos y nos permite construir un entorno a nuestra conveniencia. Es una característica muy poderosa con la que encontrar soluciones a todo tipo de conflictos, un poder harto necesario en un Universo plagado de conflictos. Saber las piezas que la componen deviene un conocimiento que el filósofo ha de tratar de definir para aproximarse a la esquiva felicidad. Parece claro que la inteligencia está aumentando de forma exponencial y, de hecho, únicamente con este crecimiento podremos resolver los retos que nos depara el futuro.
Estoy de acuerdo con Epicuro: el deseo de la conciencia humana es experimentar sensaciones de placer. Y para conseguirlo es muy importante crear un entorno adaptado a nuestras necesidades.
Para la creación de un entorno que pueda satisfacer el deseo de nuestra conciencia libre, los seres humanos siguen tres lineas de actuación: supresión de los obstáculos que impiden alcanzar el placer, aumento de la variedad de placeres a los que se tiene acceso y aislamiento del dolor.
Supresión de los obstáculos que impiden alcanzar el placer. Hablo de superar los obstáculos, no de eliminarlos. Con este matiz quiero dejar claro que los obstáculos quedan atrás pero siempre se pueden recuperar para experimentarlos.
Aumento de la variedad de placeres a los que se tienea cceso. Este aumento se consigue por medio de la eficacia de captación de nuestros sentidos (que, como describí en un artículo anterior, son once: Vista, Oido, Olfato, Tacto, Gusto, Memoria, Previsión, Comprensión, Reflexión, Imaginación y Psicomotricidad) Y por medio de la acumulación en nuestro entorno de fenómenos reales que generan placer.
Nuestros sentidos poseen un nivel de captación limitado pero hemos conseguido alargar estos limites gracias fundamentalmente a la ayuda de lo que llamamos “inteligencia", la cual ha permitido el desarrollo de mecanismos de potenciación de nuestros sentidos: lenguaje, tecnologia, artes... Pero ¿qué entiendo por “inteligencia”?
Considero que la inteligencia es un determinado grado de captación por parte de los once sentidos que poseemos. Y como estamos consiguiendo aumentar progresivamente el grado de captación de nuestros sentidos, podemos afirmar que: cada vez somos más inteligentes.
Como bien decían algunos filósofos presocráticos, el conocimiento puede conducirnos a la felicidad. Si además de conocimientos añadimos otros factores sensitivos al complejo cuadro de la inteligencia, entonces la meta de la felicidad se aproxima a nosotros .Así pues será cuestión de disfrutarla. Y no necesariamente con la moderación que proclamaba Epicuro sino “a manos llenas" como exclamava Martí i Pol.
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