Filosofía en las redes

Los filósofos de la Antigua Grecia, por ejemplo, daban a conocer sus convicciones y sus descubrimientos mediante conversaciones o por medio de charlas en espacios de pedagogía. Hoy día cualquiera que tenga inquietudes filosóficas puede esparcir sus reflexiones en Twitter, Facebook, Instagram o Youtube y, con un poco de suerte, sin salir de su casa, puede tener una audiencia de cientos de miles de personas, las cuales pueden interactuar con reacciones, preguntas, dudas ... Son tiempos más fáciles para que fluyan los ríos culturales para mucha más gente.

Internet favorece la transmisión de las ideas. Esto quiere decir que nos encontramos en una época fascinante para la filosofía. Una época donde hay que saber elegir la información que nos llega y donde hay que generar contenidos interesantes.

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Uno de los misterios que más pide respuestas es la Muerte. Platón en el diálogo de Sócrates nos muestra una sociedad que a diferencia de lo que se podría creer, ante la imaginativa mitología griega, era miedosa ante el hecho de la Muerte. A poca gente llegaron este y otros de sus diálogos. Hoy en día el concepto oficial de Muerte y los conceptos alternativos de Muerte los tenemos raíz nuestro, haciendo una búsqueda en Google.

La información filosófica y otras informaciones indirectas, crece cada día en Internet a un ritmo aceleradísimo. Es decir, tenemos rato largo para entretenernos a hacer reflexiones. Un entretenimiento que no debe estar reñido con la práctica de actividades de más de acción.

Otra de las ventajas de disponer de tanta información a nuestro alcance, es la posibilidad de ir más allá de las propuestas que nos hacen o la posibilidad de ejercer la crítica hasta niveles del todo superadora. Y es la capacidad de convertirse en sugerente lo que da a una reflexión el poder de despertar en todos el gusanillo filosófico. Al fin y al cabo, un grupo de pensadores nunca será suficiente para dar respuestas a todo lo que nos trastorna.