¿Me podéis decir cómo tengo que vivir?

Los pensadores de todas las épocas siempre han querido filosofar con la intención de aplicar sus propias reflexiones a la vida diaria. Es decir, siempre han querido definir unas pautas existenciales para que las personas estén equilibradas y armónicas con ellas mismas y con la interacción con el entorno. Epicuro, por ejemplo, ponía énfasis en la necesidad de la búsqueda del placer y remarcaba que el placer había de ser disfrutado con moderación. Schopenhauer en medio de sus discursos impregnados de racionalismo en estado puro, recurrió al misticismo oriental, caracterizado por el establecimiento de normas conductuales para conseguir el bienestar. Y no dudó en dar consejos filosóficos para afrontar la realidad.


Hoy en día, con el auge de las redes sociales, circulan todo tipo de frases y discursos encaminados a orientar a las personas en sus problemáticas cotidianas. Y son propuestas que no sólo vienen de los gurús de turno sino también de citas de conocidos filósofos que nos han precedido. Particularmente creo que unas de las tareas de los filósofos actuales es la de relativizar toda esta información dudosa y me atreviría a decir que peligrosa. ¿Peligrosa?, diréis. Sí, peligrosa. Yo que soy un tarugo, como el que más, me he tragado todo tipo de instrucciones existenciales y he intentado aplicarlas. Y he observado que no encajaban con el funcionamiento de la realidad. Este hecho, además de frustración, te proporciona más desorientación de la que tenias inicialmente.


Vida saludable


El individuo no es autónomo ni independiente. Y tampoco es un Dios. Llevamos dentro un ególatra escondido que sale a menudo de paseo y provoca estragos. En parte el ególatra se nutre de frases como “somos especiales", la cual nos empuja, en ocasiones, a menospreciar a los demás para subirnos en un pedestal. En el campo del dar consejos al prójimo también hay un conjunto de ególatras que se crecen tanto que cuestionan sin argumentos, sin lógica y sin miramientos al fin y al cabo, las terapias de la medicina contemporánea Son estos ególatras que emborrachados de mesianismo pretenden curar todas las enfermedades del mundo a base de planteamientos filosóficos de poca solidez. Y caer dentro de estas telarañas mentales nos puede llevar antes al ataúd.


Yo creo que la filosofía ha de servir para describir el funcionamiento de todo aquello que nos rodea y de nuestra propia naturaleza. Y después que cada uno viva la realidad como mejor le plazca. Lo que está claro es que el ser humano no es una entidad que se conforma sino una entidad que transforma. Y en el rio del tiempo todas las aportaciones son necesarias para definir continuamente terapias para evitar que nos ahoguemos dentro de ese rio.

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