Las organizaciones criminales en Japón deciden parar su actividad por la crisis del Covid-19

Redacción

En Japón todo funciona distinto, en un equilibrio constante. Ciertas organizaciones criminales han podido ejercer su actividad durante más de 100 años "como resultado de un acuerdo no escrito que han tenido con la sociedad civil y la policía", explica Japan Times


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Sin embargo, desde que llegó la pandemia del coronavirus han decidido parar su actividad. Inagawa-kai, la tercera organización criminal más grande del país, envió una misiva a sus miembros pidiendo que se absteniesen de participar en furikome sagi (estafas de transferencias bancarias).


El mensaje enviado a los miembros de la banda afirmaba que las estadas a los ancianos no serían toleradas, señalando que "es un delito robar a personas que necesitan para vivir"  y describiendo tales acciones como "bajas y despreciables".


Normalmente, las organizaciones del crimen más importantes de Japón prohíben explícitamente a sus miembros el involucrase en delitos como el robo menor, el robo a mano armada, la agresión sexual y el tráfico de drogas, en un intento de seguir un código de ética basado en la tradición japonesa. Pero son criminales al fin y al cabo, y exploran otras actividades como el chantaje y la extorsión, que sí se consideran justas. 


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