Mejor no.
Harina de otro costal es tratar de higienizar toda la bazofia que encierra, ahíta de chollos fiscales y de la que se aprovechan los listos de todo pelaje que en el mundo son. Son listos y poderosos miembros de élites financieras que, escudándose en la “libertad” facilitada a los capitales peregrinos por bancos y entidades internacionales y opacas en sus países de residencia, hacen posible que los que más ganan paguen menos impuestos. Y en algunos casos estableciéndose en offshores no pagan ninguno.
Resulta que dirigentes y líderes políticos, de izquierda y derecha (según su particular adscripción ideológica, muy dudosa a la vista de sus conductas financieras) tienen activos dinerarios en paraísos fiscales. El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (International Consortium of Investigative Journalists, ICIJ), una organización sin ánimo de lucro radicada en Washington DC, ha filtrado a diversos medios en todo el mundo los denominados Papeles de Pandora, que son documentos que implican no solo a presidentes de gobierno y políticos.
Según las informaciones del periódico The Guardian, la filtración afecta a las compañías intermediarias que han facilitado la evasión de impuestos creando estructuras y empresas offshore en paraísos fiscales tales como las Islas Caimán, Dubái, Mónaco, Panamá, Suiza o las Islas Vírgenes. En las offshores las empresas abren a nombre de un interesado (puede ser una persona u otra sociedad) en países donde esa persona no vive o no realiza ninguna actividad económica. Utilizan instrumentos administrativas mediante los que ponen a nombre de las sociedades implicadas un patrimonio, como pueda ser una casa, un auto, un barco, o dinero volátil o “invisible”. Suelen utilizarse para ocultar el verdadero dueño de algo.
Cierto es que, como se apresuran a proclamar los adalides de la “libertad” financiera, mover el dinero offshore no es ilegal en sí mismo. Por tanto, no deberían las personas mencionadas en los Papeles de Pandora ser sospechosas de cometer actos delictivos según las leyes en vigor. Pero es indudable que los implicados que aparecen en las listas son delincuentes o inmorales, y buena parte de ellos serán acusados de criminales y tramposos. ¿Acabarán pagando por sus trapacerías?
Siguiendo la estela de anteriores filtraciones de documentos como como los Archivos FinCen, los Papeles del Paraíso, los Papeles de Panamá y LuxLeaks, la última exposición pública de los chanchullos financieros abierta por los Papales de Pandora es la mayor conocida hasta el momento . A tal fin, se han empleado 14 fuentes, casi 12 millones de archivos y casi 3 terabytes de datos. El esfuerzo investigativo ha sido enorme. En esta última filtración del ICIJ han participado más de 600 periodistas de 117 países y medios reconocidos de todo el mundo.
“Utilizan las cuentas y empresas en paraísos fiscales para comprar cientos de millones de dólares en propiedades en sus propios países, para enriquecer a sus familias a costa de sus ciudadanos”, ha destacado un portavoz del ICIJ, Fergus Shiel. Y ciertamente la investigación abre esa caja mítica de la Antigua Grecia que contiene muchas cosas dentro.
Hace unas semanas llamábamos la atención a la presión de EE.UU, donde están las sedes corporativas de las grandes tecnológicas, para que la UE ‘aparcase’ la iniciativa de establecer una nueva tasa Google. Bruselas pretendía que la gran empresa de la comunicación que sigue ‘escapándose’ del fisco de la mayoría de los socios de la UE, asumiera parte del coste de la reconstrucción económica europea al haber sido una de las grandes ganadoras de la pandemia. Habrá que esperar. Los expertos ya avisaban que el principio de acuerdo del G-7, previo a la reunión del G-20 en Venecia, podría dejar una vía de escape en el futuro a empresas como Amazon.
El valor compartido de la progresividad fiscal configura el apoyo de los contribuyentes europeos al reparto de recursos públicos para el mantenimiento de los sistemas de bienestar social continentales, lo que contrasta con la disparidad implícita en la economía neoliberal del empoderamiento personal entendido como un individualismo posesivo ajeno a la redistribución colectiva. La aspiración a la igualdad, y por ende el mantenimiento de la cohesión social, se formaliza en la regla fiscal de que aquellos que disfrutan de una posición más acomodada en la sociedad deben contribuir en mayor medida --y no sólo proporcionalmente-- al bien común y al bienestar social de la ciudadanía en su conjunto. En consecuencia, no sólo cabe esperar que los ricos paguen más impuestos y los menos ricos obtengan mayores frutos de la redistribución fiscal, sino que el montante general de la recaudación impositiva alcance a toda la ciudadanía. Y que ni los unos ni los otros los evadan torticeramente.
El Parlamento Europeo sopesa debatir en los próximos días sobre los Papeles de Pandora. Afortunadamente existen periodistas que no cejan en abrir cajas de Pandora para hacer desenmascarar a los farsantes. La loable labor del ICIJ apunta a desenterrar delitos internacionales, corrupción y abusos de poder. Apoyemos la labor informativa del ICIJ difundiendo su hallazgos y labores de investigación, como ya sucedió con los Papeles de Panamá. La alternativa es un mensaje a las generaciones de jóvenes de que la evasión codiciosa de esconder dinero en beneficio propio es parte del juego político.
Sin recaudar impuestos evitando la evasión fiscal es difícil gobernar y atender a las demandas sociales. Las clases subordinadas (medias, principalmente) pugnan por mantener escuelas, hospitales y pensiones con fondos siempre menguantes. Y lo hacen en un contexto cada vez más beligerantemente populista y “liberal”, que persigue destruir nuestro Modelo Social Europeo.
En el entretiempo los corruptos y los evasores continúan yéndose de “rositas”.
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