Las elecciones generales garantizan en Andorra la estabilidad política garantizada para una nueva legislatura de cuatro años, con la repetición de la mayoría absoluta -por un solo escaño- de la coalición DA (Demócratas de Andorra) que ya había gobernado en los cuatro años anteriores.
Las elecciones generales garantizan en Andorra la estabilidad política garantizada para una nueva legislatura de cuatro años, con la repetición de la mayoría absoluta -por un solo escaño- de la coalición DA (Demócratas de Andorra) que ya había gobernado en los cuatro años anteriores.
La gran novedad no fue, sin embargo, el reparto de fuerzas en el Consejo general (parlamento) que dejan los electores, sino la gran descenso de la participación, en un país donde tradicionalmente no se registraban más que las ausencias que los sociólogos consideran «técnicas».
Las papeletas totales, un 65,62 por ciento del censo, parecerían en otros lugares del entorno europeo una cifra perfectamente aceptable, pero esto significa una disminución de 8 puntos y medio sobre la concurrencia a las urnas hace cuatro años.
La desafección general hacia la política, los cambios de siglas de buena parte de candidatos muy conocidos, el aumento del censo en casi 3.000 electores nuevos, la pérdida de apoyo de la mayoría por el desgaste de la acción de gobierno y la claridad de los pronósticos previos, que no han fallado, son factores que han influido también en otra dato básico: la abundancia de los votos en blanco (1.285) y los nulos (354) (muchos de estos anulados a prop?osit), lo que eqyuival a poco más del diez por ciento de los 16.084 emitidos sobre un total potencial de 24.512 y habla de la decisión de tomar parte en la elección, más que sea con esta expresión de distanciamiento de todas las ofertas de cualquier color político.
Otra característica siempre decisiva a la hora de repartir los 28 escaños del legislativo andorrano es el sistema electoral. Hubiera sido demasiado para el tamaño del país crear dos cámaras, una de nacional y otra de territorial, pero el peso histórico y actual de las instituciones locales (comunes que rigen las parroquias) divide por mitades la representación respectiva, por lo que 14 corresponden dos por cada una de las siete circunscripciones parroquiales, por un sistema mayoritario puro. Esta vez ninguno se decidió por un solo voto, pero la diferencia entre las dos candidaturas más votadas en Ordino fue de una veintena de sufragios.
El reparto proporcional entre listas nacionales (en circunscripción única) fue del 37,6 por ciento para la ganadora DA, el 27,7% para Liberals d'Andorra (LDA), el 23,5% para el Partido Socialdemócrata, Verds y otros, con el nombre genérico de «Junts» y el 11,7% para los Socialdemócratas progresistas (SDP), lo que supone un reparto de 5 (DA), 4 (Ld'A) 3 (PS) y 2 (SDP) consejeros generales.
La otra mitad fueron muy mayoritariamente a la formación mayoritaria, la más votada en la capital, Escaldes-Engordany, Encamp, Canillo y Ordino, mientras que La Massana y Sant Julià de Lòria (donde han tenido siempre el haz principal) se manifestó liberales. Esto da 10 consejeros a la mayoría y 4 en la oposición de la derecha más radical.
La división de fuerzas hasta cuatro, ha perjudicado más la izquierda, que pierde uno de los seis representantes anteriores al no obtener mayoría relativa a ninguna de las parroquias, mientras que la fuerza que mantienen los más conservadores del país -separados de DA, con que estaban en el 2011- aunque importante, no es suficiente para dar marcha atrás en el camino emprendido por el gobierno «repetidor» de reformas fiscales -hasta la homologación relativa aceptada por los Estados vecinos y la comunidad internacional- la apertura a capitales exteriores y diversificación de las empresas y, en consecuencia, la continuidad de la negociación con la UE sin nuevos obstáculos, para conseguir el acuerdo de asociación, una vez descartada, por falta de unanimidad de los países miembros, la fórmula favorita de entrada en el espacio económico común.
La consecuencia básica de los resultatats es la estabilidad política del principado pirenaico por cuatro años más y la continuidad de las reformas emprendidas cuando sistema económico y fiscal y encaja a la comunidad de los europeos. Propuestas como la despenalización del aborto (incompatible con la figura del copríncipe episcopal) que presentaban las dos opciones socialdemócratas, o la reforma de la ley electoral para las legislativas sólo se presenten listas de ámbito nacional (que llevaban los del 'SDP al programa) quedarán, una vez más, aplazadas «sine die».
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