A finales del fatídico 2013, e instancias del viejo partido nacionalista ( PNV ) el Parlamento Vasco ha constituido una ponencia para la renovación del estatus del país hacia España . Visto así, parecería el inicio de un movimiento similar al de Cataluña hacia el ejercicio de la soberanía y con la independencia como objetivo final, lo que supondría un giro radical con la falta de toma anunciada por el lehendakari , del mismo partido , que ha hecho varias declaraciones públicas situando las prioridades del programa en otros aspectos de la realidad política y social .
Esta limitación en el objetivo parece demostrada en otro hecho : la ponencia se integran todas las fuerzas representadas en la cámara , incluidos el Partido Popular ( PP ) , el socialista ( PSE- PSOE ) e incluso la representación unipersonal de la UPyD de Rosa Díaz . Con este equipo de viaje parece difícil llegar a un consenso para hacer efectivo el derecho a decidir el futuro colectivo al margen del Estado .
De hecho , el apoyo inicial al ejercicio de la autodeterminación se limita al mismo partido que convoca la ponencia y gobierna , y los independentistas sin matices integrados al conglomerado EH- Bildu . Y hay que añadir que , poco antes en el tiempo , se ha llegado a un pacto de apoyo al ejecutivo de Urkullu para garantizar la estabilidad que no han firmado los radicales , sino los socialistas y los " populares " .
Sin romper este marco que permite , entre otras acciones fundamentales de todo gobierno , que es la aprobación de los presupuestos para el ejercicio que está a punto de comenzar , no se ve cómo pueden imponer su mayoría aritmética dos grupos , ( con 48 escaños de 75 ) que luchan por una masa electoral del mismo espectro abertzale , con más o menos matices de radicalidad , pero al fin y al cabo vasos comunicantes , como han demostrado las estudios sociológicos en las sucesivas elecciones de los últimos treinta años .
No son gratuitos , ni la "tolerancia " -a veces incluso elogios - que declaran a Urkullu desde los medios de comunicación estatales más radicales en el unionismo , ni las conclusiones de los analistas internacionales que sitúan el Euskadi institucionalizado mucho más lejos de la independencia que en Cataluña .
Hay que recordar , también , la situación de relativa comodidad, que en un aspecto tan fundamental como el económico , de la que disfrutan los vascos - y navarros - con el régimen especial de Concierto que les permite tener haciendas propias , recaudar todos los impuestos , y pagar después un cupo, previamente acordado en negociaciones donde tienen la misma representación , y voto paritario , los dos gobiernos , autonómico y estatal que limita la solidaridad con el conjunto y el resto de los territorios , poco más allá de compensar la parte estadísticamente comprobada de los gastos en defensa y el resto de competencias que el Estado ejerce en cada uno de los territorios concertados . Y en la defensa de este sistema hay unanimidad , con la participación decidida del mismo PP .
Quedan , sin embargo, una veintena de ámbitos donde nunca se han hecho efectivos los traspasos al gobierno de Vitoria- Gasteiz , y donde parece situarse, de entrada , el debate actual .
Mientras se han hecho públicos los resultados de la encuesta de la Universidad del País Vasco (UPV ) , un Euskobarómetro menudo criticado por los nacionalistas y que, sin embargo , refleja un incremento del apoyo electoral a PNV y EH- Bildu , que ganarían dos escaños cada uno en unos comicios autonómicos virtuales , hasta llegar, respectivamente , a 29 y 23 , lo que ofrecería un nuevo panorama , con mayoría de más de dos tercios de la cámara ( 52 de 75 ) en el caso hipotético - y actualmente poco verosímil - que cambiaran las alianzas .
Tan como los incrementos de las dos fuerzas ahora más representadas los entrevistados - 1.500- se muestran decididos a retirar apoyos tanto al PSE - que perdería nada menos que cuatro parlamentarios , para quedarse en 12 - como el PP, que pasaría de 10 a 8 . Y a la vez , volverían al legislativo los representantes de Izquierda Unida , desaparecidos desde la última escisión .
Está claro que falta todo un mundo para las próximas autonómicas y que el sondeo añade dos datos para la incertidumbre . La participación se mantendría en un 50 por ciento , y los indecisos son todavía un 30 por ciento de los electores
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