La evidencia de que no será nada fácil

Robert Pastor

ROBERT PASTOR

"Ninguna idea, ningún amor a la patria, ninguna razón de estado pueden anteponerse al núcleo intangible de los derechos humanos". Al escuchar esta frase del lehendakari Urkullu, los representantes de HB Bildu se levantaron de las sillas y se fueron. El presidente vasco agradecía la concesión, personalizada en él, del premio "Ilustre de Vizcaya", que cada año otorga la Diputación vizcaína, y que quería galardonar colectivamente a todos los que han reconocido el País Vasco "el sufrimiento de todas las víctimas de ETA, los GAL, del Batallón vasco-español y de la represión franquista tras la guerra civil ".


No todos los de la izquierda radical fueron. Se quedó la presidenta, la profesora Laura Mintegi. Otro extremo, el Partido Popular no llegó ni a presentarse, previa justificación de la ausencia porque no admite "mezclar las víctimas de ETA con otros".

Las tres actitudes, los organizadores y receptor del premio, de la llamada izquierda abertzale, y de la derecha española encontrarán seguro personas diferentes que justifiquen una u otra, dentro y fuera de Euskadi. Especialmente en el resto del Estado, ya la vista del mapa político, podría haber más afines a la actitud de los "populares" que a cualquiera de las otras dos.

En todo caso, lo que resulta de todo ello es una evidencia más de que la verdadera paz, que no llega automáticamente con el fin de la violencia, sino con la reconciliación y la normalización de la vida del conjunto de una sociedad, sigue sin ser nada fácil. Será imposible mientras haya colectivos, hasta ahora numerosos, que sólo reconozcan las víctimas propias, o cercanas, y niegan cualquier otra, como quedó patente al comienzo de la semana, en Bilbao.


Si hubo pariente de un miembro de las fuerzas de seguridad españolas que dijo, en creer que no se había reconocido suficientemente la pérdida, que "había víctimas y víctimas", si una hermana del concejal Blanco decía hace poco que deseaba la muerte del ex miembro de ETA Bolinaga, en situación de enfermedad terminal, una información de Europa Press reproducida por el diario Deia reactivaba también la idea de un posible retorno de disidentes de ETA en la "lucha armada".
Según el rotativo, "la apuesta de la izquierda por las vías exclusivamente políticas no es unánime. El entorno del brazo político histórico de ETA incluye movimientos críticos como Ibil, unas siglas en torno al cual se organiza una corriente favorable a seguir (con la violencia) ".


Cierto que la agencia mencionaba como origen "fuentes de la lucha antiterrorista", parte importante de las cuales, la policía nacional, ya había hecho pública esta tesis en comunicados al ministro Fernández Díaz que, recordemos, intentó sin éxito que alcanzaran una conclusión única los autores de tesis diferentes: la policía, la guardia civil, que ratificaba la inactividad de ETA sin excluir una potencial reavivada, y el CNI, que coincidía con el mensaje de Bildu, y la sensación de la sociedad vasca, que esta vez no hay ninguna tregua-trampa, sino el fin real de las acciones violentas.


La información continuaba: "Ibil (caminar en euskera) no es el único grupo en el seno de la izquierda abertzale que pide volver a la esencia ideológica del movimiento. Hay más colectivos que protestan, entre otras razones, por la desaparición de la tradicional organización participativa y asamblearia que se ha perdido con la creación de Sortu, un partido de estructura tradicional con estatutos, cuotas y afiliados. Por las discrepancias con los dirigentes, los líderes de Ibil, según afirmaron en un comunicado interno, fueron "expulsados".


Siempre según las fuentes consultadas, estos movimientos no son de nueva creación, pero han ganado relevancia últimamente, principalmente en Vizcaya, donde radica un colectivo que, con el nombre de Eleka, aglutina varios grupos de carácter comunista revolucionario. En todo caso, se trata de corrientes todavía minoritarias dentro la izquierda abertzale, sin capacidad para forzar caves en la estrategia considerada posibilista ". Por esta parte, nada nuevo, tampoco. Sólo ratificacióen la evidencia de que nada será fácil.

Robert Pastor

Periodista

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