Ya está, lo confieso: soy una delincuente, llevo tres años amenazando gravemente a la sociedad y soy la culpable del aumento de los alquileres en Barcelona, de manera que harán muy bien los responsables municipales y/o autonómicos en castigarme y multarme - entre 30.000 y 230.000€ euritos de nada… A ver si aprendo.
Total, yo comparto mi casa por codicia, me encanta forrarme alquilando una habitación, o el piso entero cuando no estamos, es fácil pagar la multa amontonando noches a 40, 50, 60.. ¡¡¡100 euros!!!
Se trata además de una actividad muy novedosa, no hay antecedentes de que se haya hecho aquí nunca en la vida ni se sabe que se practique en ningún otro lugar: ni en París, ni en Ámsterdam, Nueva York, Buenos Aires, Tokio, Copenhague o Roma, nada. Una nueva forma de delincuencia, ríete de los papeles de Panamá y de los pobrecitos evasores de impuestos, gente legal, gente de orden que no tienen otro remedio que esconder sus dineritos. Y además tienen la suerte de que no haya medios para investigarlos, aunque tampoco habría que preocuparse mucho, llegado el caso, porque no hay nada que no arregle una buena amnistía fiscal.
Lo mío, como lo de otros vecinos de Barna, sí que joroba a los ciudadanos y ciudadanas que ven disminuir su calidad de vida porque yo recibo algunos viajeros al año. Mis vecinos no se han quejado jamás, claro… Es que será gente rara: hay médicos, ingenieras, amas de casa, biólogos, profesoras, personas en paro, jubiladas... Purita clase media acogotada, los de profesiones liberales con los despachos y estudios a medio gas, los asalariados abusando con desvergüenza de seguir teniendo un sueldo seguro -recortad -, digo que no se ha quejado nadie y es que filtro a los que vienen con un tamiz finísimo. Es lo lógico porque es mi casa: yo soy la primera interesada en alojar solo a gente civilizada, pero nadie entre nuestras autoridades parece retener el dato.
¿Tan difícil es distinguir entre quién comparte su casa y quién tiene uno o más pisos dedicados al alquiler turístico? ¿Tan difícil es comprender que quién comparte su casa lo hace por necesidad? Parece que sí, que es muy difícil.
Ha sido una gran decepción que la alcaldesa que estuvo al frente de la PAH no sepa ver que quien comparte su casa -propia o alquilada- lo hace como una legítima manera de capear la crisis atroz en la que estamos inmersos, que es una manera de seguir cumpliendo con la hipoteca o con el debido alquiler a los propietarios. Ergo, es una manera de mantenerse en el barrio sin ser expulsado por los ricos y no implica subida ninguna de los alquileres sino que contribuye a la posibilidad de pagarlos regularmente.
No invento el dato, hay estudios: Airbnb hace los suyos y la Associació de Veïns i Amfitrions de Barcelona (AVI) también: compartir el espacio, conocer gente, hablar otras lenguas, abrir los ojos a otras culturas o degustar platos exóticos no es casi nunca el motivo principal de los anfitriones para abrir su casa, el motivo principal es muy prosaico y se escribe con las mismas palabras en los estudios de unos y otros: llegar a final de mes.
Ni borracheras, ni follones, ni gritos, ni ruido, ni gente corriendo desnuda por las calles del barrio, nada de eso. Disfrutar de la ciudad -es una verdad que Barcelona enamora- y gastar dinero en comercios, bares y restaurantes del barrio, eso hace la gente que viene a casa. Ah, y he pagado religiosamente los impuestos correspondientes a mis ingresos por este concepto. Los anfitriones y anfitrionas queremos estar en paz con Hacienda, puedo dar fe de ello: Airbnb tiene un centro comunitario y no hay pregunta más repetida que la que indaga cómo hay que declarar esos beneficios.
No sé a quién le interesa confundir nuestra actividad con la de los propietarios de los pisos turísticos, pero está claro que a quienes les interese les está saliendo bastante bien. Es triste que en el ayuntamiento no lo entiendan y entren a bulto en la cuestión sin escuchar razones. También es verdad que en este consistorio se pirran por explicar lo que hacen, pero no son tan diligentes para escuchar lo que les rompa esquemas previos. ¿Cómo se arrogan el derecho de prohibir a las personas usar de su casa como mejor les parezca? sin molestar al vecino, se entiende. Parece que ni se les ocurra que se trata de una intromisión ilegítima en la vida privada de las personas, tampoco parecen apercibirse de que esa manera de gobernar denota un sesgo autoritario que resulta tan molesto como inquietante.
Pues nada, que no se preocupen, ya lo digo: soy una delincuente, una amenaza para la convivencia: recibo a veces a turistas en mi casa.
Petra López
Anfitriona y vecina de Barcelona
Escribe tu comentario