Hace pocos días mencionábamos la contaminación del agua natural Fuente de Arinsal de La Massana, en Andorra, como uno de los últimos casos bastante negativos para la imagen y la marca del país pirenaico.
La realidad es que los bidones de 19 litros de la fuente Massana, comercialtzats y distribuidos por la compañía catalana Eden Spring en locales de 381 empresas del Principado extendieron un brote de gastroenteritis en 4.136 personas, por suerte sin consecuencias graves desde el punto de vista médico.
Tras los intentos habituales entre distribución y producción de culparse mutuamente, parece claro que el mal venía del norte. Así lo ha admitido el propio gobierno andorrano, que ha colgado en la web oficial información sobre las bacterias infecciosos, dos tipos de «norovirus», fecales, que sólo puede «almacenar» el cuerpo humano y que se extienden y contagian con mucha facilidad , por ingestión de alimentos sólidos y líquidos y, incluso, de persona a persona, compartiendo comida o incluso cubiertos.
Por falta de incidencias en otros formatos comercializados por la marca de Arinsal, gana fuerza la tesis de que los malditos bacterias entraron a las garrafas durante el proceso de higienización de los envases. Es decir, la limpieza después de un primer uso para intentar garantizar (parece claro que sin éxito) la salubridad total una vez rellenados.
Desde un primer momento costaba imaginar, en una afectación tan masiva, que se tratara de la falta de higiene de algún empleado que no se lavó las manos antes deponerlo se al trabajo. Siguiendo con la mismo proceso de deducción, el origen habría sido el caudal de agua empleado para la "limpieza", y de origen diferente al de la fuente original, quién sabe si para ahorrar una materia prima más cara.
Esto es lo que, llegado a este punto, intenta esclarecer el Gobierno andorrano con los medios (pocos) a su alcance, y si el con la ayuda de laboratorios externos, al que ha recurrido en varias oportunidades, y en todo caso en un plazo relativamente largo, mucho más lento de lo que todo el mundo desearía.
Gran parte de los 4.136 barceloneses y tarragonesos afectados ya han acudido al Colectivo Ronda para reclamar daños y perjuicios a Eden Spring como origen inmediato del suministro y, como es conocido, cifran la compensación económica en 150 euros por día de afectación. La continuidad y resolución de la demanda tampoco es cosa de un día para otro, menos aún cuando la cifra total solicitada superaría el millón de euros, porque la mayoría de pacientes sufrieron la gastroenteritis más de una jornada.
Por otra parte, el fuerte golpe para la imagen de Andora en general lo es aún más para una de las escasas marcas y productos exportables desde el país pirenaico. Agua de Arinsal se comercializaba con éxito y buen nombre, dentro las posibilidades de la producción, hasta la quiebra de la anterior empresa, en 2011.
Tras la subasta judicial, una nueva compañía se hizo cargo para reflotar a las a caballo del 2013. Los nuevos emprendedores, de la sociedad denominada «Aguas del Pirineo» y vinculada a «Aguas de Ribes» tuvieron que instala instalar maquinaria nueva, porque el anterior era alquilada en parte, y el resto se vendió con la liquidación. También negociaron los alquileres de la fuente con Causas Pías, entidad creada con legados de varias familias masanencas para atender necesidades sociales (mantiene una guardería), con el imperio de la Iglesia, así como la cesión del terreno, de propiedad pública (del «cuarto», nos menor de administración comparable a una concejalía de barrio de la parroquia).
Para empezar, sólo comercializaban el agua en el interior del país pirenaico, en formatos «estándares» (botellas de un tercio a dos litros y garrafas de seis) a «supers», «hipers» y establecimiento de hostelería, y un precio medio entre las marcas más baratas y más caras del sector.
La comercialización a través de Eden había permitido sin duda establecer un magnífico canal de venta de volumen mucho más importante. Veremos ahora si se puede mantener, no sólo esta operación, sino la pervivencia de la marca y de la actividad a la fuente de Arinsal, con la imagen tan manchada. Sobre todo cuando consumidores y mercados no están para entender y disculpar incidentes de este tipo, aunque se puedan producir, y de hecho se producen, cualquier día ya cualquier instalación controlada exhaustivamente por los países más desarrollados.
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