Este miércoles, día 11, puntualmente a las nueve de la mañana ha abierto puertas Vall Banc (VB), la nueva entidad financiera andorrana que ha recogido los fondos "limpios" de la antigua Banca Privada (BPA). Los primeros clientes fueron recibidos con el ofrecimiento de café y pastas y la mayoría, según explican fuentes de la nueva dirección, han llegado para solicitar información sobre «lo suyo».
La apertura no es el final de una historia lamentable. Las operaciones aún no son completas, se irán ampliando progresivamente y, incluso, ha sido nombrado un presidente provisional, César Goyache, por el organismo público que es la Agencia de resolución y estructuración bancaria (AREB), mientras se hace cargo definitivamente de la gestión el fondo americano JC Flowers, que ya ha firmado el contrato de adquisición, pero no lo hará efectivo hasta el próximo mes o en julio.
En la práctica, VB funciona ya, pero como banco público, y con una actividad limitada. A modo de ejemplo, en el primer mes los clientes sólo pueden retirar un 15 por ciento de la cantidad total de la cuenta, entre 15.000 y 25.000 euros. Mes a mes podrán continuar las retiradas, hasta el 80 por ciento a la sexta mensualidad, y sin límite a partir de la séptima.
También comienzan otras operaciones propias de banca comercial: ingresos, retiradas de fondos, transferencias, domiciliación de pagos... En cuanto a las acciones, se prevé que comiencen a negociarse a finales de este mismo mes, para que una vez superada la sanción del finca del departamento del Tesoro de Estados Unidos dispone ya de corresponsales legalizados en el extranjero que Goyache, en una larga entrivista publicada en el Diario de Andorra, ha identificado como españoles, pero sin desvelar los nombres. Días atrás otras fuentes habían señalado La Caixa como principal entre estos colaboradores.
El nuevo presidente no negaba la posibilidad de una retirada masiva de efectivo para abrir cuentas nuevas a otras entidades, pero explicaba, con el lógico optimismo de cara al público, las garantías de salida: un 26 por ciento de ratio de capital y una liquidez del 141%, prácticamente el doble de la media del resto de bancos del país, que es del 71%.
En cuanto al número de clientes libres de sospecha y con cuentas admitidos, los cifraba en 25.000 los 27.000 posibles, porque unos 2.000 tenían un saldo cero y se han cancelado.
Además de los plazos y limitaciones provisionales de las actividades en Vall Banc, que mantiene los pocos más de 140 trabajadores previstos, BPA sigue abierta por su parte, con una quincena de empleados y unos dos mil clientes. De los usuarios investigados, se espera que unos 1.100 vean ratificada la legalidad de su dinero, y puedan pasar también a la nueva entidad, además de parte de los 900 que continúan bajo investigación judicial, si la superan.
Mientras le banco inaugurado continúa progresivamente la actividad y llega la nueva propiedad, el presidente provisional calculaba la pérdida principal de la BPA en los 170 millions que supuso la quiebra de Banco Madrid, reducida en el conjunto a 130, mientras que el coste de la transformación a VB ha supuesto un gasto de tres millions, que sería la tercera parte de lo previsto inicialmente.
Todo ello, a expensas de la carga de las pérdidas a los propietarios de la entidad antigua, y los titulares de preferentes y otros productos, una medida que los afectados, naturalmente, rechazan. Los socios principales, los hermanos Cierco, han vuelto a pedir a la Alcaldía (juzgado) la anulación de todo el proceso seguido hasta ahora, y son decenas los demandantes de compensación de los daños (pérdidas y paralización de actividades) derivados del cierre del que era su banco.
Las oficinas ya han abierto, con los carteles nuevos. El futuro ya ha ha comenzado, como las diversas operaciones autorizadas, pero continúa la incertidumbre y, por algunos de los afectados, varios grados de desconfianza.
G. C / Diario de Andorra
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