Rajoy presidente y sus señorías vuelven al “tajo”

Carmen P. Flores

Congreso


Después de tantos meses de ‘tira y afloja’, descalificaciones, acusaciones mutuas, de a ver quien la dice más gorda o de demostrar quien tiene el pedigrí ideológico más limpio -como si de un detergente se tratara-, por fin sus señorías empiezan a calentar sus asientos, que deben estar más fríos que la mojama por su falta de uso.


Hemos perdido el más común de los sentidos que es el sentido común y no digamos nada del sentido del deber en aras del bien común y no de los intereses de los partidos. De esta parte casi nadie habla porque todo este tiempo han demonizado al PP -no es una hermanita de la caridad- y de ahí no había quien los sacara. ¿Quién pacta en esas condiciones? Exceptuando a Ciudadanos, que siempre ha estado por la labor de dar soporte a la investidura de Rajoy, el resto de formaciones mostraban sus reparos porque todos eran blancos y puros pero se han olvidado de explicar que en comunidades autónomas, ayuntamientos y diputaciones, ellos, blancos y puros, -exceptuando a los bolivarianos de Podemos que son los recién llegados- no han tenido el más mínimo reparo de gobernar con el apoyo del PP, porque la ocasión así la pintaba: Patxi López, lehendakari con los votos del PP; Odón Elorza, tres cuartos de lo mismo; la Diputación de Barcelona, gobernada por CDC durante un tiempo, lo hizo gracias al apoyo del PP. Y así podríamos seguir dando nombres, pero no es el caso. Si siempre ha sido así, ¿por qué ahora no?, cuando el país lleva paralizado tanto tiempo y unas terceras elecciones no mejorarían el panorama político español. Amén de los gastos económicos que ello supone para las maltrechas arcas.


Abstenerse para dejar que gobierne un partido que ha ganado las elecciones, guste o no, forma parte de la misma democracia. No se puede aceptar los resultados cuando a unos les favorece y cuando no, ponerse todas las excusas para decir lo contrario. Decía Henri-Frédéric Amiel, filosofo y escritor del siglo XIX que “no niego los derechos de los democracia; pero no me hago ilusiones respecto al uso que se hará de esos derechos mientras escasee la sabiduría y abundo el orgullo” y, añado yo, en la clase política.


Lo que queda claro es que el próximo sábado Mariano Rajoy será elegido, en segunda vuelta, presidente del Gobierno, con los votos de su partido y Ciudadanos y la abstención de los diputados del PSOE. Pero, ¿todos?, esa es la gran duda que aún se tiene. Si los diputados díscolos se saltan el mandato del Comité Federal y los estatutos de su partido, la guerra no habrá hecho más que empezar para la familia socialista.


El próximo lunes, en pleno puente, para los que lo hagan, Rajoy debe dar ya los nombres de las personas que formarán el nuevo ejecutivo y gobernarán en una situación de minorías, sin pasarse de la línea  marcada y con la posibilidad de que la oposición pueda aprovechar la ocasión para modificar todas aquellas leyes que han servido para retroceder años en aspectos importantes que de todos son conocidos. De lo que pasará en el futuro inmediato, las obras serán el termómetro de por donde irán las cosas. Mientras tanto, los parlamentarios de todos los partidos tienen una gran responsabilidad en todo lo que suceda. Es hora de trabajar duro.

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