Ha sido un fin de semana revuelto en la mal llamada "familia socialista", y digo mal llamada porque los tiempos que han devenido tras la dimisión/cese de su ex secretario general nos hacen pensar que los hermanos sociatas, tras partirse la cara en un par de Comités Federales, han dejado de mirarse los unos a los otros como lo hacían antaño con intención conciliadora.
Ahora vivimos días muy amargos para la unidad de acción y nunca desde Suresnes se había palpado en el ambiente interno una sensación de ruptura tan evidente o, si lo prefieren los más doctos, de escisión total y definitiva. Por lo que parece y ha dicho Pedro Sánchez, solo hay dos candidaturas, la suya --que es según sus propias palabras, la del socialismo del siglo XXI-- y la de la andaluza Susana Diaz, que se ha quedado anclada en el reciente pero pasado siglo XX.
Ante semejante definición, todos los que ayer llenaron el mitin de Madrid son los viejos socialistas, más fosilizados y pactistas que nunca, mientras que los que viajaron a Valencia desde distintos puntos de España en autobús, más los nativos, constituyen la flor y nata de la nueva savia del PSOE, a los que la pérfida gestora de Ferraz ha querido eliminar de la faz de la tierra. El bueno de Patxi López no cuenta para nada en este reparto cum laude del líder del No es No, porque según su mágico entender, no tiene seguidores y además, sin pronunciarlo, es un traidor a su causa.
Con semejante estrategia uno, que es muy lerdo, hasta acaba de entender el por qué Pedro Sánchez ha perdido casi todos los envites electorales a los que se ha presentado, ya que su forma de atraer a las masas y hacer amigos es "insuperable", solo comparable a aquel Fraga Iribarne de los siete magníficos que se creyó el " único salvador de la patria española" y acabó triturado por los votos de un principiante llamado Adolfo Suárez, y también por los de un joven socialista llamado Felipe González; el resto se lo quedaron los exiliados de Santiago Carrillo, el PNV y los ahora independentistas de Jordi Pujol.
Fraga, como todos sabemos, nunca llegó a ser elegido Presidente del Gobierno y solo su inteligente decisión de convertirse en reina madre y volver a su tierra hizo posible que su vieja formación, magníficamente definida por el gran Forges como "Afananza Pandillar", se refundara y pasara a ser el Partido Popular, que con un joven Aznar llegó "por fin" al poder, no sin que antes Felipe González le diera un último revolcón al PP, para luego perder en una elecciones que los periodistas de entonces titulamos como "una dulce derrota".
Hoy todos sabemos que la única victoria que Pedro Sánchez ha obtenido es la que le permitió ser secretario general del PSOE. Victoria que solo pudo alcanzar porque la que él llama ahora candidata del socialismo del siglo XX instó a los de su Federación andaluza a que le votaran masivamente, y de paso convenció a Rubalcaba, Felipe y algunos más, que él era el candidato ideal para derrotar a Rajoy, dejando atrás a un joven brillante y sociata llamado Eduardo Madina --que era, a la sazón, el que los que soñaban con la renovación del PSOE habían colocado en las encuestas en primera posición--.
Por puro sarcasmo, hoy ese mismo joven ha apostado por la mujer que no le ayudó a ser secretario general y, de paso, ha dirigido la ponencia política que va a ser la biblia por la que se guíen todos sus compañeros tras las primarias que van a celebrarse el próximo 21 de mayo.
Si seguimos recordando cosas, algo siempre muy útil para que el entusiasmo no nuble nuestra razón, bueno será que tengamos presente que los militantes que para Sánchez son ya viejos inservibles para la causa socialista, caminan hacia el futuro con una salud generacional muy superior a sus predecesores, ya que el envejecimiento de la población y la letal emigración de los más jóvenes ha hecho por desgracia posible que todos hablen ya de jubilaciones a los setenta años y de una esperanza de vida que sobrepasaría con creces las ochenta primaveras.
O sea, para entendernos, que la generación de Felipe y las dos que la sucedieron van a seguir votando, mal que le pese a Pedro Sánchez, no solo en estas primarias, sino por lo menos en un par de ellas más, trasformando a esos "seres desafortunados" enuna verdadera mayoría, con lo que tomarlos por el pito del sereno es solo de un genio que nunca ganará unas elecciones democráticas aunque sea él solo el candidato.
Así que, aunque a los "pedristas" y a los de Podemos les parezca imposible que Susana Díaz pueda ganar, yo sigo con la mía de que por primera vez una mujer va a ser la primera secretaria del PSOE español en toda su historia, que ya toca. Y si eso se produce seguiremos teniendo "familia socialista", mientras Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se dan al pico en la bancada de la izquierda del siglo XXI en compañía de los infiltrados del PC que, como han hecho siempre, se quedarán con el tinglado tan pronto estas dos mentes iluminadas desfallezcan en su intento por alcanzar el poder.
Por aquel entonces, el cuento chino que "Iceta el romano" le leyó a sus compañeros de Ferraz, se sabrá era una hermosa historia de las mil y una noches y que lo de su neutralidad era una pequeña broma que sus amigos de juventud, el "grupo de los leones" quisieron gastarle al alcalde de Cornellá para que diera el paso de irse al acto de Madrid a apoyar a Susana Diaz, mientras los demás trabajaban de lo lindo por la causa del "no es no" por aquello que ya escribimos que a los actuales dirigentes de la antigua calle Nicaragua ya no les gustan las Marías andaluzas.
Como quedan muchos días de campaña, ya tendremos tiempo de explicarles lo de la famosa "escisión" o de lo que sea menester, que en eso de las primarias todavía quedan por escribirse varios e interesantes capítulos.
Escribe tu comentario