Ni un paso atrás

Bañadores, bikinis, topless y burkinis llegan a nuestro verano pisando fuerte y plantean un debate más viejo que el sol. Demasiado para ser tan real como lo es.

El pasado 29 de junio, quizás les pasó desapercibido que la Generalitat implementó una norma por la cual en las piscinas municipales debían estar autorizados en igualdad de condiciones el burkini y la práctica del topless. Una norma impulsada a través de la oficina de Igualdad y no discriminación.  Así todos conviviremos en el mismo espacio con el uso del bañador, el bikini, el topless y el burkini de las mujeres con total ¿libertad?. Y los hombres según les parezca, porque en esa carta nada se habla de la vestimenta de baño que debe permitirse a los varones en las mismas piscinas de todos. ¿Curioso no?.

Bajo esta manera singular de igualar el "topless" al "burkini" la Generalitat envia un mensaje muy poderoso a todos los que viven en Catalunya y que tiene que ver con que considera el "burkini" una indumentaria tan libre como el "topless". Hablando en sencillo que es lo mismo quitarse prendas de baño que ir completamente tapada para bañarse en una piscina municipal. Que ambas cosas son las permitidas en todo el territorio catalán. Pero, de verdad ¿detrás de cada una de ellas está la misma libertad y elección?. 

No es un tema menor porque mientras la comunidad musulmana llevaba años reivindicando la libertad para usar el burkini colectivos de mujeres del mundo musulman rechazaban esta prenda con rotundidad, ya que el "burkini", cubre todo el cuerpo, excepto la cara, las manos y los pies.  Y para muchas supone un retroceso en los derechos de las mujeres. Porque igual que el hombre no lo usa, la mujer no tiene porqué hacerlo.  El uso del burkini no entra dentro del derecho personal de ninguna mujer, sino que implica la obligación y la imposición de tener que vestir de determinada manera, independientemente de que algunas lo lleven porque quieren. El burkini,  cubre el cuerpo de las mujeres y no el de los hombres, lo que supone una discriminación fragante, de libro, evidente. Si para que las mujeres y niñas musulmanas puedan ir a las piscinas tienen que ir cubiertas de arriba a abajo ¿en qué avanzamos como sociedad?. ¿Avanzamos como sociedad?. ¿La sociedad catalana avanza así, mirando para otro lado, ante lo evidente?. 

El departamento de igualdad catalán no ha hecho más que dar por bueno el uso de una indumentaria que cosifica a la mujer, le dice lo que le está permitido y lo que no y refuerza la idea del "pecado" únicamente centrado en el cuerpo de las mujeres y no en el de los hombres, quiénes pueden seguir disfrutando del baño estival como mejor les apetezca, porque nadie les señala ni les dice lo que pueden o no llevar cuando llega el verano. Para esas decisiones no era necesario crear ningún departamento "ad hoc" porque para nada sirve de lo que dice defender, ni mejora la igualdad ni lucha contra la discriminación. En este caso concreto han arriconado de un plumazo los avances que tanto nos ha costado conseguir entre todos. ¿Lo próximo que será?  ¿legalizar el Burka, esa indumentaria del medievo con la que los talibanes pisotean los derechos de muchas mujeres en nuestro mundo?.

Las mujeres en nuestro país ya tuvimos nuestro burkini de época y de ahí saltamos al bañador y nos escandalizamos con la llegada del bikini, hasta normalizarlo, y después nos llegó el reto del topless y algunas lo abrazaron y otras no, pero todos lo respetamos. Ya llegados a este punto del camino donde cada una de nosotras decidimos que hacer cuando llega el verano, ¿por qué volver a los tiempos de 1895?,

A la luz de los hechos parece que algunos quieren convertir en moderno al "burkini" de 1895, aunque comparadas las imagenes incluso la vestimenta de baño europea de 1895 sigue siendo más moderna que un burkini del año 2023. 

Además si repasamos la historia las mujeres griegas y romanas éstas ya usaban un traje de dos piezas, pero la moral religiosa hizo que cayera en el olvido hasta que fue reinventado 2.000 años más tarde. Para la cultura clásica, la exhibición de los cuerpos desnudos no constituía un grave problema, ya que incluso algunas imágenes de divinidades se representaban desnudas. Pero en Catalunya algunos piensan que el "burkini" es lo mejor para bañarse. No se rían que esto es serio, pero que muy serio. 

Para muchas musulmanas el 'burkini' no sólo es un retroceso, sino una degradación para la mujer, ellas creen que es "una falsa libertad". Es una prenda donde las musulmanas se refugian de un patriarcado que les han impuesto. La cruda  realidad es que en los países musulmanes la mujer no es libre por la presión de la sociedad, por lo que hay que considerar que el 'burkini' es una imposición, y no una elección. De hecho las mujeres que lo llevan lo hacen bajo la influencia de un argumentario radical que reduce su cuerpo a su sexo y a un elemento de seducción que deben esconder.  

Si cruzamos el estrecho y nos adentramos en Marruecos, allí se sumergen bajo una misma ola mujeres con 'burkini', con bikini y con ropa de calle. Las mujeres en Marruecos, jóvenes y mayores, que llevaron en los años 60 el bañador, continúan llevándolo en nuestros días, aunque muchas lo evitan por el miedo de ser agredidas por personas que están bajo la influencia del wahabismo, una rama de la religión musulmana que no tiene nada que ver con lo que se practica mayoritariamente en el mundo musulmán.

Por lo que solo cabe preguntarse: ¿qué sociedad queremos para Catalunya una libre o una donde se permita que las hijas sean menos libres que sus bisabuelas porque son musulmanas?.  Es tiempo de reflexionar, mucho, a fondo, intensamente y saber que la opresión no merece nuestro respeto sinó nuestro más firme rechazo. 

Y por si sirve de advertencia lo manifestó en su día la escritora egipcia Nawal Al Saadawi, a la edad de 84 años: "Mi madre era más libre que mi hija". Aprendamos pues y no cometamos errores muy díficiles de corregir. Ni un paso atrás y todos hacía delante, por favor.