El “fusilamiento político” de Nicolás Redondo, al atardecer de ayer, fue un “ajusticiamiento, sin juicio previo”
Ni escrito de acusación con cargos concretos, ni tribunal (No se ha reunido a la Comisión de Garantías del PSOE, único organismo facultado por el Congreso para entender de estas causas), ni posibilidad de alegación, ni defensa; “me he enterado por la prensa”, declaró ayer Nicolás Redondo”.
No ha habido proceso, no ha habido posibilidad de defensa; pero se ha ejecutado “políticamente” al sospechoso de alta traición, que no pudo tener ni la consideración previa de reo.
¿No era esto lo que hacía Stalin en sus famosas purgas contra los disidentes internos de su propio partido? Lo mismo.
La ley de Partidos Políticos preceptúa a las estructuras orgánicas dirigentes, a que su funcionamiento se ajuste a procedimientos de democracia interna, y determina que ha de especificarse en sus Estatutos, de qué forma concreta se regularán los desacuerdos en las tomas de decisiones colectivas.
Los estatutos del PSOE aprobados en el 40 Congreso, celebrado en 2021, en su artículo 9 estipula que, para ser expulsado del partido el afiliado debe «ser sancionado/a por el órgano competente con la expulsión del PSOE –La Comisión de Garantías del Afiliado- tras la tramitación del preceptivo expediente disciplinario razonado, motivado y contradictorio, previo informe que ni tan siquiera se ha encargado.
El desprecio de Sánchez por la democracia interna y por la falta de respeto a lo acordado en sus Estatutos y Congresos, no es algo nuevo.
El 39 Congreso del PSOE de 2017, acordó de forma explícita el rechazo al “Procès” y a la deriva secesionista de Cataluña. Sánchez hizo justo todo lo contrario de lo acordado.
En las elecciones generales de 2018 pidió el voto para ser Presidente, a cambio de respetar las decisiones del Tribunal Supremo, que en aquellos momentos estaba juzgando a los golpistas del 6 y 7 de septiembre de 2017. Como todos ya saben – las hemerotecas van llenas- acabó haciendo justo lo contrario de lo que prometió: Indultos, eliminación de delitos del Código Penal y todo tipo de facilidades para que los golpistas puedan “volverlo a hacer” como nos prometen cada día. Es decir, promovió una gran estafa contractual contra todos los que le habíamos otorgado nuestro voto.
En el período 2019-23 continuó haciendo todo lo contrario de lo que se acordó en las resoluciones congresuales del 39 Congreso, sin dar cuentas a nadie.
En el 40 Congreso, la amnistía y la autodeterminación fueron excluidos explícitamente como posibilidades de gobierno; y ahora está haciendo nuevamente de su capa un sayo, sin encargarse ni a Dios, ni al Diablo.
Como ejemplo reciente, cabe recordar que ni el Cte. Federal, ni su Ejecutiva Federal, ni siquiera su propio Gobierno, tuvieron oportunidad de discutir el cambio de postura respecto al Sahara y Marruecos.
Con todo el cinismo del mundo, miente a todos los españoles y acaba haciendo justo lo contrario de lo prometido en los programas electorales, a sabiendas que los que le deben el sueldo en su partido no le levantarán la voz, so pena de ser fusilados al amanecer.
¿Ustedes oyeron una sola queja interna del máximo organismo de control entre congreso y congreso, del Comité Federal; o de la Ejecutiva Federal del PSOE?
No, ni una. A pesar de las numerosas quejas públicas de votantes, afiliados y cuadros de relieve político, a los que se despreciaba diciendo que “ya no pintaban nada en el actual PSOE”. En vez de contestar a los argumentos, se les despachaba con “ataques ad hominem”
Al tiempo Sánchez lanzó una amenaza velada a todos los barones territoriales que se habían visto perjudicados por su nefasto liderazgo a nivel central: Si os calláis os puedo recolocar, como hizo con F. Armengol, F. Vara, Ximo Puig y algunos otros; si me levantáis la voz quedareis fuera, como hizo con Lamban.
Cómo acaba de recordar hoy Felipe González, ni a los que nos opusimos al ANE (Acuerdo Nacional de Empleo) en 1981; ni a los que denunciamos la entrada en la OTAN en 1982, ni a los que protagonizamos la Huelga General de 1987, siendo afiliados al PSOE, se nos limitó nunca la libertad de expresión, ni mucho menos se nos abrió expediente disciplinario o se nos expulsó.
El PSOE llegó a tener 600.000 afiliados declarados, en el Congreso de 2008, con Zapatero. Sánchez lo heredo con 200.000 afiliados en 2014, y después de 5 años en el gobierno, con todo el clientelismo que ello implica, en el 40 Congreso de 2021 se declararon 150.000 afiliados. 50.000 afiliados hemos abandonado sus filas en ese tiempo.
¿En qué contexto se ha producido la expulsión de Nicolás Redondo?
Desde enero de 2023 se vienen celebrando reuniones en Madrid, bajo el paraguas de la Fundación Francisco Giner de los Ríos, en los que participamos afiliados actuales y ex afiliados del PSOE, como yo, que milité durante 40 años, o cómo José Luis Corcuera o Paco Vázquez, que también se dieron de baja, después de toda una vida de militancia activa, cuando Sánchez comenzó su deriva populista hacia el confederalismo, de la mano de Otegui y Junqueras.
El 25 de marzo celebramos la primera asamblea pública en Madrid, abierta a la prensa, a la que asistimos 140 personas de las 17 autonomías. Se acordó entonces, paralizar las actividades para no interferir en la campaña electoral de las autonómicas y locales del 28 de mayo. Estaba previsto volvernos a reunir, inmediatamente después de esas elecciones, en las que ya se preveía la debacle que se produjo, con la pérdida de la inmensa mayoría de comunidades autónomas y alcaldías, para exigir responsabilidades por la mala gestión de la marca representada por Sánchez. Él se adelantó a la jugada y aquella misma noche convocó elecciones generales, que no tocaban hasta diciembre. Con ello impedía el debate interno en el seno de la organización y les impelía a pasar página y dedicar las fuerzas a la nueva contienda electoral. Los resultados del 28 de julio tampoco le acompañaron, perdió las elecciones, pero ante la expectativa de su investidura, después del previsible fracaso de Feijoó, pretende seguir teniendo amordazada a su militancia.
Numerosos cuadros con altas responsabilidades políticas en el pasado, de los que como dijo Redondo: “nada le deben, y nada tienen que perder” se han lanzado a opinar sobre la pretendida locura de intentar cambiar los cromos de su investidura, a cambio de aceptar lo que dijo que nunca aceptaría, la amnistía para los golpistas y la autodeterminación para Cataluña.
Así se han ido alzando las voces discrepantes que denuncian ese intento:
Felipe González, Alfonso Guerra, Pedro Bofill, Juan José Laborda, Tomás Gómez, Alejandro Cercas, Ramón Jáuregui, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Javier Rojo; Eligio Hernández, José Rodríguez de la Borbolla; Juan Alberto Belloch; Javier Lambán; y Emiliano García Page, entre otros muchos, se han sumado a las críticas que inició Nicolás Redondo.
La expulsión se produce el mismo día que se celebra el homenaje al ex presidente del Senado, Juan José Laborda, para que tenga mayor eco mediático; antes del próximo 20 de septiembre, día que Felipe González presentará el libro de Alfonso Guerra y para el que ya se ha cubierto el aforo; y antes de final de este mes de septiembre en el que se producirá un nuevo encuentro de este sector crítico del PSOE. Con ello pretende frenar el movimiento de protesta interna, escarmentando en cabeza ajena a todos los demás, para acallar las voces díscolas de aquellos que pretendemos impedir que se consume esa ignominia nacional de “7 votos por mi reino”
Lejos de conseguirlo, con esta burda maniobra, acaba de convertir a su víctima en estrella mediática; y la indignación que está produciendo en el interior del PSOE, anuncia una cascada de bajas en afiliación.
Los que, después de toda una vida de fidelidad a unas ideas, nos hemos quedado huérfanos de partido, no pensamos irnos a casa, ni quedarnos de brazos cruzados. Cómo nos recordaba Antonio Gramsci, “las ideas sin organización son pura evanescencia”. Así que habremos de ir pensando en una nueva organización que de amparo al Socialismo Democrático Español.
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