1914: cuando Terrassa casi elimina el juego del Quinto por ser "perturbador y tentador"
Esta oposición quedó reflejada en una carta publicada en el periódico La Comarca del Vallès, que ha recogido Món Terrassa
En 1914 Terrassa vivió un intenso debate social en torno al juego del Quinto, considerado por un sector significativo de la población como "perturbador y tentador". Esta oposición quedó reflejada en una carta publicada en el periódico La Comarca del Vallès, bajo el título «Contra el Quinto», y firmada por destacados ciudadanos de la localidad, como ha recogido Món Terrassa.
Los firmantes describían al Quinto como un juego "perturbador, funesto y tentador", capaz de generar "cientos de víctimas". A su juicio, los perdedores, mayoritarios, trataban de recuperar lo perdido sin éxito, agravando su situación económica, mientras que los ganadores rara vez lograban conservar sus ganancias. Según sus estimaciones, unas 6.000 personas participaban en el juego, de las cuales 5.000 salían perjudicadas, siendo la mayoría humildes jornaleros que, en lugar de llevar alegría a sus hogares, regresaban con mayor perturbación económica.
La carta denunciaba que los beneficios del Quinto no revertían en obras de caridad, como se argumentaba en ocasiones, sino que iban a parar a manos de los administradores del juego. Además, se señalaban consecuencias negativas para otras formas de ocio y actividades sociales de la época. Los cines se encontraban "casi vacíos", los bailes estaban "desanimados" y los teatros sufrían una drástica caída en la asistencia. Incluso en los cafés públicos y sociedades políticas, las conversaciones y actividades quedaban eclipsadas por la "antipática cantinela de los números fatídicos" que dominaba el ambiente.
La carta fue suscrita por numerosos ciudadanos, entre los que destacaban M. Oliver, J. Riera, Gerónimo Aldabó, M. Tobella Aymerich, Vicente Alavedra, Ramon Paloma y Francisco de A. Abad, entre otros. Representaban a un sector de la sociedad terrassense preocupado por los efectos sociales y culturales de un juego que, pese a su popularidad, consideraban una amenaza para las clases más humildes.
La oposición al Quinto refleja un contexto histórico en el que los juegos de azar comenzaban a consolidarse como formas populares de entretenimiento, pero también como fuentes de problemas sociales. Más de un siglo después, este tipo de debates siguen presentes en torno al impacto económico y social de los juegos de azar en las comunidades más vulnerables.
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