Loca

Raquel Olguín

Docente y escritora. Autora de literatura para la infancia.

Catalunyapress triblatloca
Foto: Europa Press

 

Esta loca me gustó.

 

Rosa es una autora que mucho me interesa cuando habla ella, su persona, y sus manos van y vienen acompañando palabras, manos con grandes anillos, fulgurantes.

 

Mientras leía pensaba a qué género pertenecía ese enjambre literario y la autora disipó mi duda, en una entrevista: “Es un artefacto literario” donde se acoplan el ensayo, la ficción y la autobiografía.

 

Me gustó, porque siempre me incomoda encuadrar lo que leo y esa opinión suya fue desenredante para mí.

 

“Las palabras son mañosas, rebeldes, huidizas. No les gusta ser domesticadas. Domar una palabra es acabar con ella”.

 

Es así, sí.

 

Cuándo intento domar un párrafo y se encabrita apasionadamente, ¡protesto!, pero me rindo a su esencia, porque justamente eso, es lo que toda palabra bien nacida debe hacer: mostrarnos su libertad.

 

La niña rosada de la tapa y su mirada de ojos oscuros me dicen que es la autora y al abrir el libro, una foto actual y la misma mirada y sé que acerté.

 

Aunque la niña es rubia y la adulta es morena pero ese enigma se devela en la lectura, aunque con Rosa Montero nunca se sabe. Descubrí su enorme capacidad para embaucar y cuando los límites entre lo autobiográfico y la ficción no están claros -como debe ser- me dejó pensando y busqué, sin respiro, saber si tenía una hermana o no.

 

Según Rosa, La loca de la casa es nuestra imaginación, aunque la creadora de la frase, Santa Teresa, hablaba de otra loca, se refería a la parla interna, continua de nuestra mente que cuando se activa, ahí sí te quiero ver.

Igual, me gusta la mutación que hizo Montero:

 

“La imaginación es como un rayo en mitad de la noche (…) Y en la pequeña noche de la vida humana, la loca enciende las velas”.

 

El libro también expone la vida más interna de muchos escritores, el camino repujado y egóico que hicieron con sus libros. Este es un gran acierto, la información revelada enriquece, atrae.

 

Dedica el libro al misterioso enigma de la niñez.

 

“Tal vez todos los escritores escribamos para cauterizar los impensables silencios de la infancia”. 

Coincido tanto.

 

Atar con amor los cordones sueltos de nuestra historia para no vivir cayéndonos en esta humanidad tan cuerda de demencia.

 

Buena lectura y habilísima autora, no te pierdas a ninguna de las dos.

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