Puigdemont dice que se va, pero no quiere irse

Carmen P. Flores


Puigdemont renuncia


Puigdemont ha anunciado, que renuncia “provisionalmente” a presidir la Generalitat y nombra a Jordi Sánchez, como sucesor, candidato. Lo de provisional, como suele ser habitual, al final se ha de convertir en permanente, si no que se lo pregunten a Artur Mas cuando hizo lo mismo con él. “El que se fue a Sevilla perdió su silla”, dice el refrán. Cambiar Sevilla por Bruselas, aunque no rime, al final el resultado es el mismo: nadie que se hace con el poder, quiere ser marioneta de nadie y suele desligarse de su mentor, incluso lo repudia. Que nadie obvie lo evidente.


El exiliado , que se le ha convencido para que deje paso a otro candidato, ha puesto la condición, -una manzana envenenada- de elegir a Jordi Sánchez como su sucesor, a sabiendas que está en prisión, que su candidatura tiene poco recorrido y que va a generar más problemas que soluciones. Es liar más la troca para seguir generando más conflictos, como si ya no hubiera los suficientes.


La estrategia de todos juntos, los independentistas, es estirar más la cuerda con el fin de no bajar la intensidad de la confrontación con los poderes políticos de Madrid: Gobierno y Casa Real. Hay que seguir alimentando a los fanáticos que les sigue a pies juntillas y aquellos otros que se han creído las grandes mentiras predicadas por líderes del procés, que les garantizaba la tierra prometida en forma de Republica Catalana. Esa es la triste realidad.


Lo de Jordi Sánchez es una provocación y ganas de no buscar soluciones. Saben perfectamente que no puede ser investido. De lo que se trata es de ganar tiempo ¿para qué? para nombrar después a otro imputado, Jordi Turull que podría  serlo hasta que lo juzguen y entre en prisión, como todo indica, por los delitos que se le acusan.


Turull aceptará ser el candidato cuando declaró ante el juez, para salir de la prisión, que respetaría el marco jurídico y la constitución. ¿Dónde queda esa promesa? ¿Estará dispuesto a incumplir, otra vez, la legalidad y asumir las consecuencias?.


También puede ser que, como las diferencias entre Junst x Catalunya, el PDeCAT y ERC, que son muy evidentes, hay que ganar tiempo para conseguir un candidato que no esté ni huido, ni implicado, que pueda formar un gobierno estable y volver a la “normalidad” institucional. No va a ser fácil, pero no queda otro remedio, la sociedad lo exige. Hay que dejar el espectáculo para los teatros, gobernar es más serio de lo que ellos demuestran.


La operación de Puigdemont, aunque parezca la solución, no lo es. Se guarda un as en la manga, la incógnita es conocer cuando está dispuesto a hacer uso del mismo.


Esta situación es incompresible e intolerable en un país democrático. Están jugando con todos, y es inamisible que a estas alturas las cosas continúen no igual, sino peor. ¿Hasta cuándo habrá que soportar la incompetencia de estos insensatos?.


Dice un refrán popular que “Trampeando y mintiendo, vamos viviendo, mintiendo y trampeando, vamos pasando.”

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