Puigdemont sigue dirigiendo la orquesta independentista

Carmen P. Flores

FMascarell


Dicen que el poder hace enfermar a las personas: las cambia y las transporta a un paraíso que no es terrenal. Lo malo es que cuando bajan a la tierra, la realidad se le vuelve insoportable y hace todo lo posible para seguir en el paraíso. Las cosas no duran eternamente y la política no es ajena a ello.


Hay políticos que han cambiado de partido, como de camisa diaria. Lo único que les mueve es la ambición personal, disfrazada de un falso servicio a las personas y al país.


Decía Confucio que "El verdadero caballero es el que solo predica lo que practica". Pocos caballeros, señoras también, debe tener la clase política porque los políticos, en general, predican una cosa y hacen  la contraria.


En los últimos tiempos, el PSC está dando una cosecha de políticos que han visto la luz y se han cambiado de partido: Ernest Maragall, Ferran Mascarell, Montserrat Tura, Celestino Corbacho, Joan Ignaci Elena, etcétera y etcétera, que se suele decir para no alargar la lista. Después de haber estado toda su vida viviendo de su partido, con cargos de responsabilidad de gobierno y en la ejecutiva del partido, llegado el momento en que se ha perdido el poder -nada es eterno- toman las de Villadiego y encima ponen a parir a sus compañeros. ¿Por qué no lo han hecho antes?  Simplemente porque ellos eran parte del poder, lo ejercían y de qué manera.


La frase de Alfonso Guerra "el que se mueva no sale en la foto", la dijo él, pero la practicaban muchos, los desertores ideológicos también.


La joven promesa que es Ferran Mascarell, el político ambicioso pegado al poder, de los principios ideológicos que sea, se acaba de subir a la barcaza de Puigdemont - antes a la de Mas- para conseguir un cargo institucional que le alimente no solo el estómago y la buena vida, sino la vanidad.


Mascarell ha entrado a formar parte de la estrategia de Puigdemont en su intento de cargarse al PDeCAT y a su coordinadora, Marta Pascal que ya se encuentra en la puerta de salida de su partido. Poco le va a durar el cargo.


De aquí a las elecciones municipales, van a ir saliendo como setas, plataformas ciudadanas de independentistas para forzar una candidatura unitaria de todos los nacionalistas con el fin de tener el poder local controlado. ERC, ya ha dicho que no entra en la partida de cartas que reparte Puigdemont. El PDeCAT, está siendo presionado por el huido, no solo presionado, me atrevería a decir que ninguneado. Esa es la estrategia.


En Barcelona, Neus Munté será la apuesta de la PDeCAT para encabezar la candidatura, pero ha tenido que viajar a Berlín para rendir pleitesía y recibir la bendición de Puigdemont. Mascarell será el segundo de la lista, desde esa plataforma "independiente", pero queda un año para poner las urnas y pueden suceder muchas cosas. Hasta puede que Munté, con cualquier excusa no sea la número uno de la coalición de JuntsxBarcelona.


El pueblo de Catalunya debe ser muy inteligente porque dicen que la inteligencia del individuo se mide por la cantidad de incertidumbre que es capaz de soportar. De eso, la ciudadanía catalana sabe mucho. Hasta puede que se lleve el primer premio en esta categoría.


Alguien dijo que "El buen líder sabe lo que es verdad; el mal líder sabe lo que se vende mejor". En el escenario catalán de estos últimos hay muchos malos líderes.

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