​La memoria de las víctimas, Sra. Ministra

Carme Freixa

Psicóloga y periodista

Machismo


En el 2011 escribí para 'El Periódico' un artículo denominando "terrorismo machista" a la barbarie asesina que estamos viviendo cada día contra las mujeres. Un planteamiento que tuvo la solidaridad de la que fue defensora de igualdad en ese medio, Eva Peruga, que defendió el planteamiento y su publicación.


Cuando me puse a indagar para poder escribir ese artículo, lo primero que me encontré fue un panorama desolador. El “Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género” se crea en el 2002 y cuando gobierna la derecha - el PP - el contador de las mujeres asesinadas solo contabilizaba a las que tenían pareja o ex-pareja. Si las mujeres estaban divorciadas el sistema no las reconocía como víctimas. Si no tenían pareja, tampoco. Y, por supuesto, se desechaban las mujeres asesinadas si eran mujeres prostituidas.


Como era de esperar si la victima moría en el hospital tampoco la contabilizaban. Las víctimas de familiares que el terrorismo machista se ha llevado por delante no existían para esas estadísticas oficiales que más parecían un recuento a dedo realizado por gente que no sabía sumar. Y, ni que decir tiene, que las criaturas asesinadas por estos monstruos de lo normal eran consideradas menos que nada.


Así las cosas solo quedaba rebuscar y consultar a investigadoras feministas y a grandes abogadas luchadoras feministas a las que nombré en ese artículo y partir de los datos que la red feminista contabilizaba. A pesar del ingente esfuerzo de las redes feministas, desde el infausto año de 1997 en que la opinión pública entró en shock cuando Ana Orantes fue quemada viva por su asesino maltratador, las estadísticas ninguneaban a las víctimas y las sometían a una segunda muerte: la del olvido.


Rabia y tristeza me produjo constatar que, aparte de las asesinadas, había una cantidad ingente de víctimas que eran también olvidadas porque las secuelas físicas y psíquicas que les impedían durante años, o para siempre, llevar una vida autónoma y gozosa, no eran dignas de las estadísticas oficiales.


Desde ese año llevo vindicando que a este sexocidio se le llame por su nombre “terrorismo machista”. Y planteando que la mejor manera de honrar su memoria es que el contador nunca se ponga a 0. Hay que sumarlas y nombrarlas cada año para que la cifra sangrante se convierta en un torpedo en la línea de flotación de esta sociedad y los partidos políticos entiendan que hay que actuar contra este terrorismo como se hace contra cualquier otro terrorismo. Con políticas contundentes.


Hoy sé que no estoy sola. Hay muchas mujeres periodistas que, desde la fuerza de #LasPeriodistasParamos del #8M, vamos a vindicar a los medios que nunca más pongan el contador a 0 (#StopContadorACero) y que se dejen de lado esas expresiones que ante el número atroz de víctimas casi suenan a eufemismos que quisieran ocultar que las mujeres son asesinadas por el hecho de ser mujeres, por el hecho de que en esta sociedad todavía no se ha entendido que cada mujer asesinada por estos terroristas es un futuro que le arrancan a la propia sociedad, al país, al mundo. Y son más de 2000.


Sra. Ministra, Carmen Calvo, honren a las víctimas, a su memoria. Dejen la estadística oficiosa que se ha construido en este país y vayan a la estadística oficial la que se encuentra en ibasqueFeminicidio.net.


Hagan lo mismo los medios de comunicación. Llamen a las cosas por su nombre, honren a las víctimas y enfrenten cada día a esta sociedad con la cifra del terrorismo machista igual que hicieron con el terrorismo de ETA.


Y si dudan recuerden a todas las víctimas que aún hoy tiemblan aunque hayan transcurrido muchos años y se saben sobrevivientes. Háganlo por todas. Son Memoria Histórica, nuestra memoria. Y un pedazo de futuro que ya no tendremos.

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