25 de Julio: ¡Santiago y vota España!

Manuel Fernando González Iglesias

Tras el anuncio por parte de la Presidenta Batet de que sus Señorías entrarán en Debate de investidura el próximo 23 de julio, los periodistas y la larguísima lista de opinadores oficiales del Reino nos hemos puesto a especular casi al instante por el significado real del porqué sanchista de la elección precisamente en esta fecha; y la conclusión ha sido prácticamente unánime en ese Madrid del que le escribíamos ayer, escenario culpable de tanta gresca.


Escandalazo y certeza de que Pedro Sánchez no saldrá investido y que, humillado y victimista el próximo 25 de Julio -festividad de Santiago Apóstol, patrón de las Españas, y al grito de ¡Santiago y vota España!- nos llevará de nuevo a las urnas en la segunda semana de noviembre, con la sana intención de que el PSOE alcance los 150 diputados que le dan las encuestas, mientras que Podemos, Ciudadanos y Vox empeoran sus resultados como consecuencia de su intransigencia pactista.


El presidente del Gobierno Pedro Sánchez interviene durante la sesión de control al Gobierno


Para entendernos: a Don Pedro le suena en el oído bueno, de nuevo, la "canción triste del bipartidismo" y quiere que, sí o sí, esta versión actualizada encabece la lista de los cuarenta principales, como ya nos contó Rajoy hace unas fechas, cuando le pidió públicamente a Ciudadanos que se abstuviera.


Y si así lo intuyen el padre del "no es no" y su amigo gallego, la Señora Montero también dice lo mismo en Twitter, sin añadirle, lógicamente, la parte mala que afecta a su formación sobre los resultados electorales a posteriori que ello implica, porque lógicamente, eso es lo único que podría torcer la mano de su marido, el Señor Iglesias, durante las escasas tres semanas que le quedan para reflexionar y aceptar las condiciones del dirigente socialista y así evitar un riesgo cierto de perder poder real en el nuevo Parlamento que salga de la no anunciada convocatoria.


A Don Pablo y a Doña Irene, que son los que mandan realmente en Podemos -los demás no pintan nada- este periodista les recomendaría que revisasen en la hemeroteca los pasos dados en el pasado por su admirado Julio Anguita, gran Califa, quien, jaleado por el entonces todopoderoso colega Pedro J., para que intentase el sorpasso político al PSOE, consiguió por méritos propios que Izquierda Unida acabase como la de la letra del tango: Rota y escangallá.


Podemos y Alberto Garzón, sentados juntos en sus escaños en el Congreso de los Diputados, son a día de hoy la foto de familia de aquel triste desastre.

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