Estábamos tranquilos y pensábamos que nunca iba a llegar, oíamos que había en China y en Italia, cada vez más cerca y, aún así no lo esperábamos y vivíamos con la ilusión de que pasaría de largo o nunca se instalaría.
Y llegó, se instaló y se quedó con nosotros, provocando una crisis múltiple sanitaria, económica y social, una crisis de la que nos va a costar salir, y mucho, y tras la que, si somos listos y aprendemos de lo que ha sucedido en este periodo y sabemos cambiarlo, seguro que tendremos un mundo mejor.
Un mundo sano, equilibrado, respetuoso y solidario, dónde todo el mundo colabora en que cada día sea mejor que el anterior y en eliminar aquello que hace daño a las personas y al planeta.
Porque la pandemia nos ha enseñado varias cosas pero principalmente que:
Así se revaloriza la Sanidad y personajes que antes pasaban desapercibidos cobran valor y aparecen los verdaderos héroes de la crisis: Sanitarios, dependientes, transportistas, limpiadores, policía, ejército ….todos ellos se valoran por el riesgo que corren y por todo lo que nos facilitan, y llegan los aplausos y el apoyo social.
Y pasamos la cuarentena apoyando, conversando, creando, superando retos tecnológicos, comprando on line –siempre que se podía-, disfrutado del ocio y la cocina en familia, preocupandonos por los que no podíamos ver, cambiando la forma de comprar y productos en función del tiempo de encierro- para variar-, ordenado, tirado cosas innecesarias, reciclado …y teletrabajado en casa.
En este tiempo las tiendas de alimentación han ganado más dinero que en Navidad- casi sin descuentos ni ofertas- sólo podíamos comprar allí y hemos ido haciendo variaciones de productos, de platos y de marcas, probado cosas nuevas y diferentes y -como estábamos en casa y había tiempo- hemos innovado y mejorado dentro del hogar. Las redes sociales pasaban recetas de forma continua y entre amigos se daban soluciones para innovar en el menú diario.
El “Do it yourself” también se instauró y no solo haciendo pan, la gente experimentó con tintes, se cortó el pelo ella misma, se cuidó e hizo deporte en casa, leyó libros y viajó de forma virtual a museos, ciudades, pueblos o eventos por todo el mundo.
También incrementaron las ventas sectores como la tecnología, la contratación de plataformas de entretenimiento y ecommerce en general. Ésta última forma de compra a la que se resistían targets más adultos principalmente, se ha iniciado en muchos hogares durante este tiempo, venciendo los frenos y resistencias del pasado.
Y pasó la cuarentena y la gente empezó a salir de casa, y productos de belleza cambiaron de higiene y cuidado a productos para arreglarse y aunque temerosos, decidiron ir a la peluquería o al barbero, poco a poco, y con las nuevas normativas y en relación con las fases, se fue instaurando la “Nueva Normalidad”.
Así con mascarillas y marcando distancias, se salió a la calle, con precaución y cierto miedo inicial, obedeciendo a la normativa de cada una de las fases, que nadie entendía ni se aclaraba porque variaban continuamente y las instrucciones de los políticos no eran demasiado claras.
Y llegamos a la desescalada, en la que todo está abierto o se abrirá en breve y, en la que dice la voz popular que si vamos con cuidado no pasará nada, que el aire libre quita la fuerza al virus y que tenemos que continuar. Y la gente sale porque tiene ansia de libertad, ganas de tener contacto y ver naturaleza y el mar- normal nos confinamos en invierno y salimos en verano-, ganas de andar, de ver cosas más allá de sus calles y vecinos, de visitar a los que quieren y de tomar el aire.
No obstante, no nos olvidemos que, aunque la mayoria de personas está bien aún estamos sufriendo consecuencias del encierro, principalmente psicológicas. Entre los colectivos más afectados- sanitarios, pacientes, familiares de pacientes y gente mayor, principalmente, como mencionan los expertos.
Y también, hasta que no se encuentre la vacuna, nos estamos adaptándo a convivir con el virus en el día a día, con rebrotes –la mayoría por imprudencias de colectivos concretos o por regreso a los puestos laborales – ante lo que, en redes sociales y comunicados, los sanitarios siguen insistiendo y recomendando que seamos cautos y nos quedemos todo lo que podamos en casa y sigamos escrupulosamente las normas. Lo han vivido en directo y les preocupa que vuelva a pasar ¡Y qué normas!, no nos dejan tener contacto físico, lo que según sociólogos y psicólogos nos va a afectar y a cambiar.
Por este motivo, por la importancia del contacto y la efusiòn del momento, haciendo una vida normalizada, la gente se olvida de la normativa y las distancias. Somos latinos, y no nos podemos reprimir, nos gusta más abrazarnos que saludarnos con el codo, y hace tanto que no tenemos contacto físico interpersonal que necesitamos estar cerca de las personas queridas y nos olvidamos de las distancias.A esto le hemos de poner freno y aprender a mantener el espacio interpersonal o llevar la mascarilla.
Y no solo ha cambiado la forma de contacto, que la echamos mucho de menos, en especial cuando alguien ha perdido a personas cercanas y no puedes abrazarla cuando la ves, sino que han cambiado muchas otras cosas e importantes, que iremos viendo en sucesivas entradas de esta serie sobre el consumidor post-COVID-19.
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